domingo, 26 de diciembre de 2010

El post del daño 2010

Porque eso es lo principal que se vio en el 2010, en mi humilde opinión. Daños por todos lados. Desde el terremoto en Haití, el 12 de enero - y para completar, los problemas del cólera en estos meses recientes -, hasta las inundaciones, deslizamientos y derrumbes en Colombia y Venezuela, mencionados por Su Santidad el Papa en el clásico saludo de 25 de diciembre. Desde la destrucción causada por el otro terremoto grande, el de febrero en Chile, hasta el caos por las nevadas en Europa Central. Desde la detención de casi todos los vuelos en espacio aéreo europeo por el volcán impronunciable, Eyjafjallajoekull o algo así, en Islandia, hasta las graves dificultades con las que tendrá que verse el Departamento de Estado de los Estados Unidos, cortesía de Julian Assange y Wikileaks. Daños por doquier. Nada más usted, amigo bogotano, asómese a la ventana o salga y dése una vuelta por la calle 26. El daño de los Nule a la capital es impresionante.

Aún así, el año será recordado probablemente por otros factores. Para los que gustan de las historias de supervivencia, los 33 mineros de Chile dieron una novela inacabable en los 70 días que duraron sepultados en una mina. Nosotros los fanáticos del deporte lo recordaremos como el año de los españoles: Nadal, Pau Gasol, Xavi Hernández y Andrés Iniesta (tanto en el equipo de Guardiola como en el de del Bosque), y por supuesto, la pelea de Alonso en el campeonato que terminó en manos de Vettel. Y este país también lo recordará, además del invierno, como el año en el que Juan Manuel Santos asumió el poder y empezó un proceso de modificación estructural, que le ha quitado de encima tiempo al gobierno para mirar pendejadas como los 5 millones, más o menos, de damnificados por las inundaciones.

Lo cierto es que también este año se vio el poder de la gente a pie. Gente a pie como el militar que entregó 250 mil documentos del Departamento de Estado y armó una barahúnda en donde todo el mundo se puso a saber lo que los gringos tienen para decirle. Gente a pie como los miles de niñas que subieron a Justin Bieber de prepúber cantante en Youtube a estrella de talla mundial (lo mismo aplica para el creador de Annoying Orange, Mark Zuckenberg vía Facebook y The Social Network, y demás maestros de los virales). Gente a pie como 33 de los decenas de miles de obreros de la minería en el desierto de Atacama, que se volvieron famosos al caerle encima una roca de 700 metros, durar dos meses largos bajo tierra, y sobrevivir. Gente a pie como los de la Ola Verde, que fueron capaces de llevar un millón más de votantes a las urnas y darle a Antanas Mockus, a pesar de las pifias de los debates, el 22% de los votos en primera vuelta y el 28% en segunda. Gente a pie como la que armó el Tea Party en los Estados Unidos, que es una de las mayores piedras en el zapato para el gobierno de Barack Obama, sobre todo por el poder nuevo de los republicanos en el Congreso gringo.

Aún así, el poder de la gente de a pie no es suficiente para cambiar las cosas donde se pueden cambiar. Por mucho que 9 millones de personas hayan votado por Santos para que siguiera las políticas de Uribe, Santos ha decidido seguir por su camino y cambiar cosas importantes. Por mucho que la costa se inunde todos los años en los que no hay El Niño, la corrupción de los políticos costeños es uno de los principales culpables para que se haya deteriorado la protección contra inundaciones, con el resultado que las orillas de los ríos costeños están a 5 o 6 km de donde deberían, con los resultados de esperar para los cultivos. Por mucho que todo el mundo vea claro que los bancos tienen ganancias que se cuentan en billones de pesos (miles de millones de dólares) e intente protestar, los bancos siguen cobrando lo que se les da la gana por retiros, consultas, dando intereses de miseria y cobrando lo más cerca a usura que pueden. Por mucho que uno intente trollear al señor expresidente Uribe en Twitter (y "uno" es tanto el twittero a pie como Felipe Zuleta Lleras, Daniel Coronell o Vladimir Flórez, alias "Vladdo"), él sigue ahí, impune, con sus hijos, peleando con todo el mundo.

Como resultado, este es el año en lo que más se va a recordar son daños. Hasta el fútbol salió dañado, con la nominación de Rusia y Qatar a los mundiales 2018 y 2022, respectivamente, sobre todo por la última. Pero la gente no recordará eso. Tal vez la imagen del año sea la del presidente Piñera diciendo "viva Chile, mierda" cuando aseguró que iba a sacar a 33 compatriotas suyos enterrados en cercanías de Copiapó. Porque hay que mantener la esperanza viva, y los mineros fueron la esperanza del mundo durante dos meses largos. Por eso hoy día están por el mundo, los llevaron a ver al Manchester United y a Disney World.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Querido niño Dios...

(N. del C. de R.: el post a continuación está basado en este post de uno de los blogs más leídos de estos últimos meses, "No es cuestión de hormonas" de Naty Marenco)


Querido niño Dios:


Este año no voy a pedir nada material. Más bien me espero para pedir esas pendejadas hasta el cumpleaños. A cambio, te pido algo que va a ayudar a miles de personas, no solo a uno que no ha sido tan bueno este año como debiera, la honestidad por delante.


Y eso mismo es lo que te pido: que le des a este país una pasada de honestidad. Que el país reciba un golpe que lo haga más honesto, sobre todo a su clase política, y que todos seamos más honestos y menos corruptos.


¿Pero cómo así que honestidad?, te preguntarás. Es simple. Viendo las tragedias que han ocurrido en los últimos meses en Colombia y en el mundo, a mí me quedó la duda de por qué los chilenos sí fueron capaces de reconstruir su país después de un terremoto, y los colombianos no hemos sido capaces de protegernos ante la catástrofe anunciada que es cada temporada invernal.


Pues claro, porque los políticos chilenos no son corruptos (al menos hasta donde se sabe acá), y los colombianos sí lo son, y mucho. Desde los Nule hasta los albergues temporales, nuestra clase dirigente es la corrupción hecha gente, y como tal, es más peligrosa aún que nuestro clima, inclemente aunque ya esté dando signos de ceder.


Es por eso, también, que no te pido sol, donaciones ni milagros, niño del pesebre, sino más bien, soluciones. Que esta Navidad no traiga simplemente una mar de regalos para que, en el próximo aguacero, se los lleve la corriente del río Magdalena; sino que la gente que hoy ha perdido todo pueda, por fin, estar tranquila en sus nuevos hogares.


Y gracias de antemano por las cosas materiales que lleguen.


Con cariño,


Juan Manuel.

domingo, 19 de diciembre de 2010

El post de mi año

Dedicado a Estefanía, que apareció un buen día en el Formspring con una pregunta magistral, y que hoy, 9 meses después, se ha vuelto una  fuente de comentarios y críticas, y una lectora (espero) de este humilde sitio.

Otro año que se acaba. Inicio a escribirlo el 19 de diciembre de 2010 a las 10 de la noche, lo que indica que, a partir de este momento, quedan 10 días y 2 horas para acabar este año, y por una vez en la vida, estoy seguro que voy a cantar con todas las ganas del mundo:



Y sí que me ha dejado cosas muy buenas este año que termina. Ciertamente no me dejó ni chiva (bueno, algo de Chivas sí, pero no mucho tampoco), ni burra negra, ni yegua blanca ni, por supuesto, buena suegra. Pero sí me dejó cosas muy valiosas, y una de ellas es destacadísima: una carrera en lo que me gusta, en lo que soy bueno, y en lo que me va bien. Porque antes estudiaba algo en lo que me gustaba y era bueno, pero no me iba bien (y luego dejó de gustarme); y luego pasé a estudiar algo para lo que era bueno y me iba más o menos  bien, pero que no me gustó. Ahora en el periodismo me siento muy, pero muy, pero muy bien, y mi desempeño académico quedó visto en un post anterior.

En otros aspectos, me parece importantísimo mencionar a un grupo de personas cuya característica principal es que son twitteros. Aunque yo sé que todos los twitteros no son buenas personas - y he estado en varios posts de este año rajando sobre ellos - también quiero agradecer a los que considero amigos, aunque a duras penas los conocía hace 360 días. Carlos Forero, Julián Mondragón, Leonardo Báez, Angie Torres, Andrea Pongutá, Lorena González, Marcela Delgado, Augusto Ruiz, Pedro Poveda, Alejo (Echandía y Cortés), Jaime y Diana Luque. Nombres que dichos así suenan como una lista de fulanos, pero que son personas a las que he logrado conocer por medio de la red social llamada Twitter, con los que pasé buenos momentos en alguna oportunidad, que me dieron oportunidades y apoyaron en su momento, y que todavía están ahí.

Por supuesto, mi momento de gloria del año fue la entrevista al Pibe. Historia que ya he repetido muchas veces (no en este sitio, así que la voy a repetir otra vez más): una entrevista programada un viernes a Nicolás Samper, director de Fútbol Total y uno de los más grandes twitteros que he conocido, que regaña cuando toca pero que no deja de ser buena gente mientras vacía, fue adelantada a miércoles para aprovechar que iba el Pibe. Y pude preguntarle cuatro pendejadas sobre barras bravas, que al final del caso no usé en mi trabajo, pero que me dieron la sensación de que sí, no la había cagado, era esto lo que debía estar haciendo desde un momento. Y al día siguiente, la entrevista a Juan Carlos López, en la que pude lanzar un par de puyas como quería, me confirmó mis impresiones del día anterior: eso es lo que quiero hacer.

Por supuesto, no todo fue bueno este año. Perdí un semestre metido en toda clase de trabajos para evitar morirme de hambre. Me robaron dos celulares y murió otro. Se dañó mi computador, al que tocó meterle casi $300 mil en piezas. No pude superar un momento en la vida, y como resultado terminé perdiendo a mi mejor amiga en una pugna insensata que mantengo sin que, realmente, sepa por qué mantenerla. Tal vez es por celos, o porque decidí perderla con todas las de la ley, no lo sé. Me vi envuelto en un mar de peloteras por todos los frentes, desde el intrascendente de Twitter hasta el pesadísimo frente familiar. Me vi obligado a abandonar la caja del Bestiario2 cuando las diferencias con otros miembros se hicieron insuperables. Duré el año entero sin novia, moza, amante o cosa parecida. Tuve ciertas diferencias con mis compañeros de carrera. Y por supuesto, un duelo inagotable contra el reguetón resulté perdiéndolo.

Pero, al final de cuentas, esos temas negativos del año son poca cosa. Soy feliz haciendo lo que hago, espero con ansias que llegue el 31 de enero e inicie mi segundo semestre en la carrera. Espero que llegue el 15 de enero para llegar a Bogotá, empezar de nuevo mi vida regular, y retomar las cosas en donde las dejé el pasado martes. Estoy dispuesto a hacerlo. Es mi reto. Es mi trabajo. Es lo que quiero hacer.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Altamont, o el fin de la comuna hippie de Twitter

El autódromo de Altamont era, hasta octubre de 2008, una más de centenares de pistas de carreras en los Estados Unidos. Aún así, la fama de esta pequeña pista de carreras, de 800 metros, en la parte interna de California, no se da por sus competencias, sino por un concierto enorme en diciembre de 1969, que, según muchos, dio fin a la concepción de los hippies como una comunidad pacífica e idílica. El Festival Altamont, con los Rolling Stones, Grateful Dead y otros grandes nombres del rock de los 60 a bordo, estaba destinado a ser una repetición en el área metropolitana de San Francisco de Woodstock; pero no. La muerte de una persona en ese escenario, los actos de violencia ocurridos, en parte, por el increíble abuso de drogas (en especial LSD y anfetaminas), la presencia de la famosa - e infame - banda de motociclistas Hells Angels, y otros hechos acabaron con la idea que había dejado Woodstock de paz y amor.

Curiosa entrada para una reflexión de Twitter, supongo, pero es algo que, después de los inconvenientes presentados a lo largo de esta semana sobre los Premios TWT 2010, y en lo que la fundadora de los premios Lorena Chaparro, desde Lyon, coincide, hay una similitud muy grande. La comunidad twittera, y su modo hippie, se ha perdido. Los ideales de tranquilidad y colaboración mutua, que hicieron de la comunidad colombiana de Twitter una comuna hippie 2.0, están ahora dispersos en una masa de intrigas, celos, ciertos problemas graves y comercialización suprema, algo que a uno, como twittero viejo, da pena.

Da pena, por ejemplo, ver unos premios que hace un año eran, como bien lo pone Lorena en su post al respecto, una integración divertida a final de año, donde nos rieramos y dijeramos “uy mire, nosequien se ganó el premio al más pelión”. Esos premios, que se entregaron la semana pasada, pasaron a ser dominados por un afán comercial excesivo. La idea ya no es reírnos de quién es el más tropelero, la más viajada o el que más levanta, no: ahora hay que darle viaje a Aruba a la pareja más linda, un bono comercial al que más emprende, y un reconocimiento a la marca porque es la marca. Y claro, entre estas peleas comerciales y laborales, se da el caso que a uno se le olvide una pendejadita como quién fue el que ganó un premio, entregarlo al sexto de la votación, y luego salir con un "ups, qué pena". Pendejadas que pasan.

Da pena, también, ver cómo la gente que entró a Twitter siendo unas personas se volvieron otras, apenas se les subió un número de followers indeterminado. La divez, como la voy a llamar, se ha tomado el timeline. La forma en la que la gente ha cambiado, y se cree que quien no los idolatre es un troll, un enemigo y alguien que debemos eliminar, se ha vuelto cada vez más contundente. Todo es cosa de divez, y de quién es más diva y cómo se demuestra que somos más divas que el otro. Y si uno dice "oiga, usted está haciendo esto mal", se arma EL mierdero, porque cómo es posible: yo no puedo estar haciendo nada mal, tengo 1529 followers, usted no más tiene 1050, usted es un don nadie, usted es un resentido, chite pa'llá, ucha.

Veamos algunos casos en los que la divez se ha metido más allá de donde debiera, alborotando el criterio de la comunidad de meses pasados en la que todos colaborábamos para todos:

- Algunas versiones de la Twitteratón, que es una teletón dentro de Twitter para recoger ayudas a los damnificados por el invierno, se han visto afectados por problemas personales entre los que los organizan. Por ejemplo, Twitteratón Barranquilla ha tenido inconvenientes debido a la guerra que algunos usuarios mantienen contra uno de sus organizadores, @Turint, por el tema del blog de este último y su afamada sexión (?) "De quién son estas tetas?".

- Los trabajos de publicidad viral tanto en Twitter como en Facebook, que son regulados por un par de agencias publicitarias (algo nada raro, y aclaro: no tengo nada contra la publicidad viral. Es apenas normal que alguien intente posicionar sus marcas en un medio de comunicación, llámese Caracol TV, Todelar o Twitter), han sido asignados permanentemente a los mismos 10 o 20 usuarios, con algunos aumentos recientes. La principal característica que une a los usuarios "benditos" por estos lucrativos empleos, es que todos son amigos de una persona que, sin trabajar en la agencia (de hecho, desde Buenos Aires), controla los nombramientos según como le plazca.

- Aún esto se tomó los Premios. Luego del mierdero comentado, la guerra se trasladó porque el ganador de este premio fue Vladdo, pero la "ganadora" fue @state_0f_mind, una de las twitteras más tradicionales, si se quiere... que de hecho, quedó de sexta en la votación. Cuando se hizo el cambio, arrancó el mierdero para ambos lados, que si era rosca de los organizadores de los premios para con State_0f_Mind, y que, por otro lado, era el colmo darle el premio a la sexta si era un error de conteo.

Cuál es el principal problema con la divez? Que las divas, como dije anteriormente, no aceptan media situación que no sea tal como ellos dicen. Y cuando dos divas se encuentran, la guerra es amplia, como lo hemos visto anteriormente. Así mismo, el deseo actual de las compañías por conseguir reconocimiento y renombre en Twitter ha hecho que la divez tenga un valor económico y social importante, en el que todo el mundo trata de conseguir renombre por cualquier medio para poder codearse con las "celebridades" y tener acceso a las oportunidades financieras que esto acarrea. Despreciable en la opinión de este humilde fulano.

Quisiera seguir hablando de estas razones, pero no da. La verdad es que los ánimos de paz y colaboración se mantienen, pero dispersos, la marea comercial y la tensión traída por trolls y divas ha vuelto que el himno de la comunidad twittera deje de ser un All You Need is Love (de Los Beatles), Good Vibrations (de los Beach Boys) o un Bound for Glory (de Woody Guthrie). Más bien parece un Street Fighting Man (de los Rolling Stones) o un My Generation (de The Who)...

viernes, 10 de diciembre de 2010

Resumen final del semestre

Dedicado a Laura en Sincelejo, por la ayuda que me dio para sacarme de encima a Bocarejo. Y al profesor Álvaro Duque de Introducción al Periodismo: esas tres horas a la semana compensaron las puteadas por Lógica y Geografía Humana, las peloteras de los trabajos en grupo, y me permitieron mi momento de gloria del año: entrevistar al Pibe Valderrama.

Hoy, 10 de diciembre de 2010, el Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario entrega las notas definitvas del segundo semestre del 2010. Dato que no les interesa pero a mí sí: hoy se entregan las notas definitivas de mi primer semestre como periodista. Así mismo, hoy, 10 de diciembre, salieron los recibos de pago en dicha alma mater. La importancia del dato: debido a que logré mantener mi promedio por encima de 4.0, mantengo media beca. Traducción: sigo estudiando periodismo en universidad privada.

¿Por qué la importancia de que sea "la universidad privada"? Como muchos de los lectores saben, yo estuve durante casi 6 años dando tumbos en LA universidad pública: la Universidad Nacional de Colombia. Las dinámicas entre universidades son muy distintas, y aún el paso por la Facultad de Ciencias Económicas de la Nacho, que es lo más parecido a una universidad privada que hay adentro, es difícil de comparar. Sobre todo, considerando el factor económico y de estratos, que me ocasionaron algunos problemas complejos de lidiar durante los 5 meses que separan este post, escrito en la semana de inducción de este post.

A eso, añádase que yo soy viejo para ser primíparo. 22 años son edad en la que hoy día, la mayoría de la gente está firmando diplomas y saliendo a matarse en las oficinas, como muchos de mis lectores lo hacen hoy día. Si no me cree, vea la edad promedio de los pasantes en su carrera o en la empresa donde trabaja: 21 o 22 años. Yo cumplo 23 en el próximo mes. Y apenas voy a empezar segundo semestre.

El resultado final de todo esto: estoy desconectado del resto de los primíparos. Su crianza está en otras partes: un complejo que, en términos netamente culturales, resultaba muchísimo más variado que el de la Nacional, pero que de los 19 estudiantes a Periodismo y Opinión Pública que entramos, sólo 3 no somos de estratos socioeconómicos 5 o 6. Añado otra de las estudiantes de transferencia: 4 de 21. Los otros 17 (el 80% de la población de este semestre, haciendo cálculo expreso) resultan venir de un esquema socioeconómico similar, y estar metidos en un mismo ambiente en general de crianza.

Es así como quedé desconectado de ellos. Mientras los primíparos estaban en 7º u 8º grado, yo ya lidiaba contra las crudas lides de la ingeniería química, llámese el cálculo diferencial, la transferencia de calor o el movimiento de fluidos. Ellos apenas despuntaban a los licores y las celebraciones cuando yo me metía las festividades del siglo con todo tipo de gentes: los días de los prom para ellos fueron los días del Container para mí. Ellos oyen reguetón, cosa que, a pesar de haberle dado múltiples oportunidades, nunca podré aguantar, ni siquiera borracho. Ellos no conocen lo que es el trabajo, sea arreando madera en el aserradero de mi prima (2006), cargando cajas llenas de documentos mohosos propiedad de Davivienda (2010) o andando - literalmente: a pie o en bus - la ciudad entera en busca de una dirección para una aseguradora (2007).

Aún así, a pesar de todo no estoy resentido con los primíparos. Ellos están despuntando hasta ahora. De los 19 que entramos este semestre, hay 4 que se retiraron ya a estudiar otras cosas. Éxitos en sus vidas futuras a ellos. Quedamos 15, y 2 de transferencia: 17 estudiantes de primer semestre. En la primera semana de febrero, tendremos que volver a vernos las caras los 17, a ver quién va a estudiar qué con quién y en qué horario. Ellos tendrán que lidiar por primera vez con el sistema, con las inscripciones académicas y con los cruces de horarios. Yo, me armaré de paciencia porque eso es lo que hay.

Ah, cierto, resumen de semestre: todo bien. La calidad académica del Rosario es innegable, aunque la exigencia es menor que en la Nacional. O si es mayor, yo sinceramente no la sentí; muy seguramente, era por estar haciendo algo que me gusta. Varias materias por encima de 4.5, sólo una por debajo de 3.5. Los profesores son excelentes académicamente hablando, y algunos, como mi profesora de Ética, son bastante buenas personas. He tenido tiempo para echar cabeza, más del debido, tal vez, y siempre llego a una pregunta: ¿hubieran cambiado las cosas si hubiera estudiado Periodismo en el 2004 y no en el 2010?

Para responderme, me quedo con la frase que mi profesora de Geografía Humana, que no se caracterizó nunca por los halagos, dijo cuando le entregué cierto taller que elogió profusamente: "bueno, tal vez usted no escribiría tan bien si hubiera llegado acá de 16 años. Con esa habilidad para analizar las cosas, le va a ir muy bien en el periodismo."

Dios la oiga, profesora Bocarejo. Dios la oiga.

Adenda:


Los visitantes de este blog también pueden ver mi nuevo Tumblr. Advierto: va a haber muchas fotos de automovilismo, con algunas ideas al estilo Paulo Coelho, como dijo mi fiel amigo @Jmondrag_ cuando lo conoció. Esa es la idea.