lunes, 27 de agosto de 2012

La paz no va a funcionar en este país

Como siempre, hoy las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia van a estar atacando algún pueblo del país. Matarán a alguien, venderán algunos kilos de coca, saldrán en las noticias, serán magnificadas sus acciones por Uribe en su Twitter. Son temas que se dan casi por sentados, tanto como que salga el sol o que haya Pico y Placa: este país se acostumbró a vivir con las FARC. La opinión pública los odia, pero sigue estando continuamente pendiente de ellos.

Por eso es importante el anuncio (chiveado por Uribe) de conversaciones de paz entre el gobierno Santos y el Secretariado de la guerrilla más antigua del mundo. Porque implica una oportunidad más de acabar con esta guerra desgastante, que ya va para más de 50 años, y que sólo se ha dedicado a desangrar el campo y a convertir al país en un inmenso cementerio, y un campo de cultivo de coca. De la guerrilla derivó la barbarie paramilitar, y de estos las bandas criminales. Y el narcotráfico, ahí metido.

Porque ese es tal vez el problema más grande que se tiene que someter en caso de un proceso de paz con las FARC. Si el proceso no se realiza MUY bien, el fenómeno actual de las bacrim, nacidas por mandos medios de las autodefensas y dedicadas netamente al narcotráfico, se repetirá. Y la pelea paras - guerrilla también se repetirá, pero ahora como una directa guerra entre carteles que no conduce a ningún lado, y que puede volverse increíblemente dañina para la comunidad según lo demostrado en los años 88 a 93.

Otro fuerte obstáculo es el ánimo revanchista. Y en esto voy a ser totalmente honesto: este país no va a tener paz mientras no haya perdón para los desmovilizados. No perdón judicial: perdón de las masas, de la opinión pública. Y eso se ve muy difícil, debido a las mismas barbaridades que cometió la guerrilla por medio de secuestros y torturas. Es sumamente difícil que se llegue a un perdón de la población en general a la gente que los secuestró, asesinó a sus padres o esposos, forzó a abandonar sus tierras o simplemente a los que fueron durante tanto tiempo el enemigo número uno de la nación.

Y ahí surge otro problema de suma gravedad: darle empleo a los soldados de las FARC que queden volando, muchos de ellos campesinos con una educación casi nula. ¿En qué pueden trabajar unos jóvenes de 25 años que no hicieron más de octavo o noveno, y que llevan la mitad de la vida echando bala en la guerrilla? ¿Quién le va a dar empleo a alguien así? Súmese a eso la desconfianza, y se entenderá cómo los ex miembros de la guerrilla terminarían haciendo lo mismo que los paramilitares desmovilizados en muchos casos: reintegrarse a la lucha armada en las bacrim. Es lo que se puede esperar de ellos, es lo que tienen de experiencia.

Incluso dentro del mismo gobierno hay sectores que no están de acuerdo con negociar. Los militares, por supuesto, porque una negociación implica suspender gran parte de sus operaciones, y una paz exitosa exige una desmovilización de una buena parte de las Fuerzas Armadas. Así mismo, los grandes negociantes alrededor de la guerra tampoco están interesados en que esta se acabe, y los militaristas o los políticos que necesitan el apoyo de los que piden sangre para acabar esto tampoco piensan en paz.

Es por esto que creo que un proceso de paz no funcionará en el país. Lo que no implica que no haya que intentarlo. Un buen proceso de paz es necesario porque no se puede seguir intentando lo mismo de siempre, la misma balacera que no ha solucionado nada. Llevamos 10 años dando plomo y esperando el fin del fin, como bautizara un ministro de defensa en 2008 a las operaciones contra las FARC y que, cuatro años después y con dicho ministro en la Casa de Nariño, no llegan a absolutamente nada. Y por eso ese presidente decidió que el fin del fin debe ser negociado, no a bala.

Ojalá y por el bien de este país se pueda dar el caso de que la paz fructifique. Pero no lo creo mucho. Es la historia nacional, en la que aparentemente estamos en guerra civil desde la Patria Boba básicamente sin descanso. Y eso es otro motivo por el que la paz probablemente no vaya a funcionar: nunca la hemos vivido...

Adenda. Dado que las discusiones de paz ya empezaron según Telesur, la pregunta ya no es si se justifica hacerlas. Hay que apoyar al gobierno para que estas fructifiquen.