domingo, 30 de enero de 2011

Mucho tiempo, 100 años

Como nos recuerdan en simultánea los editoriales de El Tiempo y El Espectador, la familia Santos y el Grupo Editorial Planeta celebran los 100 años de su diario, El Tiempo. Un periódico que nació un día 30 del mes de enero del año de 1911, en un país que a duras penas estaba recuperándose del desangre de 70 años de guerras civiles y la pérdida de Panamá. Un periódico hecho para apoyar a Carlos E. Restrepo, que luego fue propiedad y buque insignia de Eduardo Santos hasta que vendieron un buen pedazo a Planeta. Un diario que quedó siendo el único diario nacional entre 1997 y 2007, que se llenó de colores hace unos meses, y que hoy día mantiene su puesto de "el periódico más leído del país" como desde los años 40.

Por qué? Por sus escritores en ese entonces. Un periódico que en su nómina contó con plumas del peso y poder de Alberto Lleras, Carlos Lleras, Calibán, Germán Arciniegas, Klim, Eduardo Caballero, Ricardo Rendón, Indalecio Liévano, Daniel Samper Pizano, Luis Carlos Galán, Germán Castro Caycedo y otros muchos, dirigidos durante por Eduardo Santos, o por Roberto García-Peña, o por sus hijos Enrique (padre del presidente) y Hernando (padre de Pachito). Siempre en una disputa continua por los lectores con el diario de los Cano, lo que no evitó que en su momento, hubiera compañerismo. Como cuando los dos fueron cerrados en tiempos de Rojas Pinilla. O cuando El Espectador sufrió el asesinato de don Guillermo Cano de parte del cartel de Medellín, y El Tiempo lideró el proceso para sacar todas las investigaciones sobre narcotráfico de todos los medios, para mostrar que la prensa no se deja amedrentar. Como escribió Klim, luego del incendio que acabó con El Tiempo (y El Espectador y la casa de López Pumarejo y la de Alberto Lleras) en 1952:

El Tiempo, en todo momento, ha sido el alimento espiritual de los colombianos que aman la libertad, la justicia y la dignidad humanas, y de una época a esta parte ha recogido en sus páginas, que tienen la noble fragilidad de las banderas, el clamor angustiado de una ilustre colectividad vencida.

Eran esos tiempos de diarios partidistas. Los Cano y los Santos, liberales. Laureano Gómez ponía El Siglo, y Mariano Ospina Pérez, La República. De esos cuatro periódicos, el único que mantiene (más o menos) su orientación es El Tiempo: los Cano debieron vender el Espectador a don Julio Mario Santo Domingo en los 90, El Nuevo Siglo logró sobrevivir a los golpes el asesinato de Álvaro Gómez (y volverse en el periódico más feo del mundo, aunque es el más vendido en los juzgados) y La República subsiste, convertido en diario económico, y con la mejor información de economía en el país.

Por qué dije que "más o menos" se mantiene El Tiempo en esa orientación? Hoy día da pena verlo. Antes, las magistrales investigaciones que hacía la Unidad Investigativa que mandaba Daniel Samper Pizano destapaban las ollas podridas de Misael Pastrana y Alfonso López Michelsen; hoy, la CEET cierra Cambio (que hacía más o menos lo mismo) porque no vende, cuando, como el mismo Samper dice en su columna de hoy, "[Eduardo] Santos desdeñaba el negocio; su obsesión era un diario nacido para defender ideas liberales". Prueba 1: la misión de un diario es informar, no producir utilidades abultadas. Al poner las ganancias encima de la información, El Tiempo se ha convertido en una hoja donde las noticias quedan ocultas por comunicados de prensa, clasificados de página entera y titulares sin sentido. Para no hablar del amarillismo hecho Diario Mío, o de los tweets del estilo "¿cómo celebran en sus casas la muerte del Mono Jojoy?".

Y esa es otra. Antes los diarios tenían una afiliación política clara: eran liberales, o godos, o socialistas, y punto. Hoy día El Tiempo es el diario gobiernista por excelencia: en tiempos de Pastrana, las noticias le echaban flores al Caguán. Cuando Uribe empezó a subir en las encuestas, todo El Tiempo se fue detrás, y estuvo detrás hasta la parapolítica y los falsos positivos, cuando comenzaron a reportar algunas cosas como son. Y hoy día, con Santos como presidente (y ex jefe de redacción, y ex accionista), es apenas obvio que se vuelvan defensores de lo que ha hecho bien, y que oculten lo que ha hecho mal. Eso en los reportes: porque las editoriales nadie las lee, pero ahí la colección de ideas que salen dan para todo. Desde un José Obdulio Gaviria dedicado a parecer el Martín de Francisco (versión La Luciérnaga) de la política, hasta una Salud Hernández que lleva como 50 años en la edad de la caca de gato: no le gusta nada.

Hay cosas para replantear en el periódico. Ciertamente ha mejorado mucho desde la época que se volvió tan uribista, que Vladdo lo puso como bandera de su Casa de Nariño. Creo yo que eso se debe a que el director actual, Roberto Pombo, es uno de los personajes que más sabe de hacer noticia en este país, y aunque nunca faltan los gazapos de pasquín de cuarta, y de vez en cuando aparecen noticias sin lógica, el proceso de Pombo, con su experiencia en Cambio, ha vuelto poco a poco al diario de Planeta en lo que era con los Santos

Aprovecho este pequeño espacio para felicitar al diario que tiene 2 millones de lectores los domingos, sin contar sus visitantes. Yo tengo 20 lectores por post, una bobada. Igual va este pequeño homenaje y esta pequeña reflexión. Esperamos que El Tiempo se mantenga en el nivel que lo hizo uno de los más importantes diarios de América Latina, y que su historia, que como decían sus propagandas de hace varios años, "se escribe a diario", mantenga más páginas gloriosas de acá para adelante. Y que si se puede, yo contribuya a escribir (a diario) la historia del diario de los Santos.