lunes, 19 de diciembre de 2011

Carolina Sanín y la Nueva York en la Nueva Granada

Carolina Sanín publicó ayer en El Espectador una columna de renuncia. En su diatriba, se dedicó a hablar de todo lo malo de la ciudad de Bogotá, aquella que la vio nacer, porque entre otras cosas: no tiene un muelle o un parque costanero, llueve mucho, anda metida en buses, no la recogen los taxistas, el centro es feo, el norte igual, los barrios de los pobres, los barrios de los ricos, los ricos, las señoras ricas, los jóvenes ricos y periqueros, etcétera.

En síntesis, porque Bogotá no es Nueva York o París. Es más, ni siquiera es Buenos Aires.

Hay cosas de esa diatriba con las que estoy de acuerdo, y que me permiten intuir que influyeron en su idea. Sería de lujo tener en Bogotá una vista similar a la que se tiene en el Quay d'Orsay, el tranvía de Puerto Madero, o la isla Governors hacia el Battery Park. Así mismo, reconozco que el transporte público bogotano es un caos, entre Transmilenios ultracongestionados, buses viejos y ajados, y taxistas que no lo llevan a uno a donde necesita porque "no, mijo, al centro no entro". Así mismo, el centro de la ciudad demuestra su origen como una villa colonial, y la falta de un Boulevard Houssman o una Avenida 9 de Julio da una sensación de congestión dura. A un pueblerino como yo, le parece que la ciudad se le viniera encima. Y sí es cierta la plasticidad de muchísima gente, desde las señoras emperifolladas que recitan el evangelio según Julio Sánchez Cristo, hasta los que se ponen un kilo de gel para ponerse la cresta de Germán es el Man y salir a Cuadra Picha.

Aún así, no estoy de acuerdo con esas ideas. Por una razón básica: la Bogotá en la que vivimos tiene muchas de esas cosas que, para la Sanín, filósofa y literata de los Andes, puede que se le hayan olvidado. Y que evidentemente evadió en su idea de ciudad bajo la cual compara, en parte, de forma injusta a Bogotá.

El motivo es simple. Sanín se reconoce como bogotana, y por tanto, conoce muy bien (creemos) la ciudad, desde las desbordadas inmediaciones de la Universidad de la Sabana hasta el reseco y apestoso paisaje del embalse del Muña. Desde los barrosos barrios noroccidentales de Suba, hasta los riscos peligrosos que se esquivan con el túnel de la vía a Villavicencio. Cosa que no sucede con las ciudades que, inconscientemente, Sanín menciona.

Porque, sinceramente, sé que tiene mucho más encanto Caminito que los barrios aledaños a la Estación de la Sabana; pero también sé que la mitad del conurbano de Buenos Aires es una villa miseria que deja los "polvorientos" barrios obreros de Engativá o Fontibón como grandes palacios. Al menos en las invasiones bogotanas hay acueducto y energía; eso no se puede asegurar en estas villas de Ezeiza, Florencio Varela o Cañuelas. También sé que el metro de París es un tren espectacular, excepto en verano cuando la francesa costumbre de no bañarse sino una vez a la semana actúa en un tren repleto, tal como un Transmilenio o, más exactamente, o un Transmetro (me imagino, no conozco los TM barranquilleros). Y también sé que la clase alta bogotana es inexplicablemente presuntuosa, sean periqueros o intelectuales. Parecen vivir en un hedonismo clásico... de los neoyorquinos de Studio 54, o de los artistas que convirtieron Greenvich Village y el Meatpackaging de un área de bodegas al metro cuadrado más caro del mundo. Remodelando con drywall y llamando a sus antiguos mataderos y dársenas "lofts".

En síntesis, Carolina, sé que no vas a leer esta respuesta a tu diatriba, pero sí te invito a que no te quedes con la imagen que ves desde el mirador de 30 Rock. Una ciudad se vive, no se visita: cuando vaya a Buenos Aires, iré a montarme al subte A, con sus vagones hechos en 1915. Intentaré quedarme con la imagen de La Boca de los tangueros, la milonga y la Bombonera, pero también con la de la sudestada. Y nunca me olvidaré que esas partes que nosotros vemos de mágico en las ciudades, los extranjeros las ven en Bogotá. Al fin y al cabo, la vista de Monserrate a la sabana es tan espectacular como la de la Torre Eiffel.

martes, 11 de octubre de 2011

Bogotá rodando en un IndyCar

Ayer publiqué un post sobre el patrocinio a Sebastián Saavedra. Angélica Lozano, vía Twitter, me respondió el post. De forma muy educada, me remite al convenio firmado por varias entidades dependientes de la Alcaldía Mayor, que pudo obtener vía derecho de petición, el cual se presenta aquí. La versión "original" de dicho contrato puede conseguirse en este enlace de Contratación Bogotá, con el número de contrato 2216100-077-2011. (Una acotación antes de continuar: debería haber una simplificación de ese mecanismo, el cual resulta muy enredado para usar si uno no tiene el dato del número de contrato).

Dicho contrato tiene una duración de 9 meses, realizado por 13 de las 17 carreras de la IndyCar Series (las 13 primeras). Y un valor efectivo de $1270 millones girados por la Alcaldía, los cuales desglosan los aportes de las entidades distritales de esta forma, según la cual, entre paréntesis se resume la justificación dada en los considerandos del contrato:

- Secretaría General (Dirección Distrital de Relaciones Internacionales): $100 millones
- Secretaría de Movilidad (Plan de promoción contra la accidentalidad vial): $500 millones
- Secretaría de Hábitat (Promoción y gestión de proyectos de renovación urbana): $200 millones
- Secretaría de Educación (Impulso y formación de estrategias para el desarrollo y formación de la niñez y juventud): $100 millones.
- Instituto Distrital de Recreación y Deporte (Promoción de recreación, deporte, uso de parques y del tiempo libre): $150 millones
- Acueducto de Bogotá (Divulgación y promoción de su imagen): $200 millones
- Corporación para el Desarrollo y la Identidad Bogotá Región Dinámica (parte de la estrategia comercial del Distrito, quienes desarrollan los planes de la marca publicitaria Bogo+á): $20 millones

Total: $1270 millones.

Los presupuestos de las entidades públicas tienen fondos destinados para la promoción de su labor. Por ejemplo, la Secretaría de Movilidad los destina para sus campañas para reducir la accidentalidad, avisar que hay obras en algún lado, o imprimir centenares de miles de folletos para anunciar los nuevos planes del Metro. Y es algo que está en el Presupuesto: el proyecto de presupuesto para el 2011 de la Secretaría de Movilidad (disponible aquí) presenta un valor proyectado de $12'224 millones para promoción de sus planes contra la accidentalidad, labor en la cual están inmersos los $500 millones que Movilidad le dio a Saavedra. En el presupuesto presentado por el IDRD a junio de 2011, aparecen como ejecutados $14'149 millones de los $37'990 millones para promoción y fomento al deporte aprobados por la alcaldía para el año en curso, de donde salen los $150 millones del IDRD para Saavedra. Cuentas similares se encuentran en el resto de entidades que realizaron la contratación.

¿Hay muestras que sí se utilizaron? Las hay. Y no solamente las fotos del auto de Saavedra corriendo con la marca de Bogotá en el pontón, como en Indianapolis, Sonoma o Long Beach. También hubo varios videos de Saavedra haciendo esa misma campaña de promoción a los parques del Distrito, de la misma forma que la gente de la Selección Sub20 los realiza y salen en Caracol. O de directa promoción a Bogotá. O, por supuesto, algo con Movilidad: como este video publicitario de la Secretaría. Y también presentaciones en supermercados de Bogotá, con ese mismo objetivo, como la foto a continuación:


La imagen anterior fue tomada en el Home Center de la 170 en el mes de abril. Nótese que la camiseta de Saavedra tiene los logos de Movilidad y el Acueducto, y la marca Bogotá como patrocinadores. No es, como lo dijo un comentarista de este sitio, "quitarle 1200 millones y dárselos enteros a una persona".


Insisto: la cifra es bastante alta para el medio, pero a nivel internacional, no. Considerando que, por ejemplo, la FOX cobra US$3 millones por 30 segundos de un anuncio en el Supertazón, US$700k por tener rodando el nombre de la ciudad, con exposición en las cadenas estadounidenses ABC, ESPN, Versus o Speed Channel (sólo en el tema televisivo y en Estados Unidos) no parece tanto, considerando que la IndyCar consigue audiencias de unos 60 millones de personas en el mundo.

Y no son US$700 mil que se le hayan quitado a parques, educación y salud: como se vio previamente, es dinero que ya estaba destinado para promoción, y que se hubiera ido en, por ejemplo, las vallas de los Encuentros Boyacenses en la Plaza de los Artesanos, de Hip Hop al Parque, o de la Media Maratón. En donde hubieran tenido un impacto local, pero como se ve, el objetivo del contrato era posicionar la marca Bogo+á en el mundo, con eventos de gran calado como el Mundial Sub20 o... la IndyCar Series.

Para remata, no estoy totalmente de acuerdo conque la Secretaría de Educación haya dado su dinero para realizar esta clase de campañas. Ignoro si Sebastián salió a los colegios y escuelas del Distrito a hablar del tema educativo, caso en el cual es probable que el tema promoción haya sido cumplido. Supongo que así sucedió. Pero en síntesis, el contrato estuvo bien hecho, hubo ejecución efectiva en el mundo, y la ciudad tuvo la exposición que quería y requería.

Si funcionó.... eso ya es cosa de un estudio sobre la efectividad de la publicidad.

lunes, 10 de octubre de 2011

Desmontando los misterios del patrocino Saavedra

Angélica Lozano, candidata al Concejo Distrital por Progresistas, está haciendo campaña, como casi todo el mundo, hablando de la corrupción de la Alcaldía Mayor en cabeza de Samuel Moreno. Lozano, como alcaldesa de Chapinero, se lanzó al reconocimiento y a la opinión pública como líder del movimiento "La Séptima se Respeta", que se opuso a la construcción del Transmilenio por la 7a como lo planteó la alcaldía Moreno.

El deporte de buscar ejemplos de la corrupción de la alcaldía Moreno está bastante extendido en la campaña política de Bogotá. La ciudad está en mal estado financiero, la contratación en vías de la ciudad fue un desastre, y la mayor parte de la opinión pública opina que las cosas van muy mal. Es cierto y es estúpido negarlo. Las muestras están afuera. Pero la pelea ha llegado hasta puntos tan disímiles y tan lejanos como la asignación de rutas de buses, la dotación de los supercolegios (construidos por Garzón) y el patrocinio a Sebastián Saavedra. Acá vuelve a entrar Angélica Lozano, y que hable ella:




$1270 millones, una cifra escandalosa, sí. Pero que en el mercado internacional es una miseria: US$700 mil para marzo de 2011, que es cuando yo estimo que se firmó el contrato (considerando que Conquest anunció a Saavedra el 14 de marzo). Para explicar este paso, me veo en la necesidad de explicar una tradición del automovilismo mundial: el pay driver o "silla comprada".

Los pilotos que no tienen un talento abrumador para ser llamados a un equipo grande, tienen una forma de mantener su carrera y evitar que se detengan: llevar patrocinio a equipos menores, "comprando" así su asiento en una categoría, y "entrenar" en estos equipos menores para que puedan subir su nivel y tomar experiencia. Pilotos como Michael Schumacher (Mercedes Benz pagó US$150000 para que debutara con Jordan en Spa 1991), Fernando Alonso (que llegó con el soporte de Renault a correr en Minardi en el 2001) y Sebastian Vettel (al que Red Bull le pagó el debut en un Sauber, en Estados Unidos 2006) fueron pilotos que llegaron a ese debut por cuestiones monetarias. Ejemplos de sillas compradas son abrumadores.

¿Saavedra compró su silla? Sí: Conquest Racing no es un equipo con muchos recursos, y el hecho que Bogotá tenga la publicidad titular (el auto 34 es oficialmente el Bogotá - Conquest Dallara) sirve para demostrar que Conquest no lo apoyaba únicamente por sus capacidades. ¿Es eso malo? Pues, evidentemente el tema del despilfarro de dinero es una cosa criticable, pero la plata de Saavedra es parte de un patrocinio deportivo. Y como tal, para aquellas personas que no gustan del deporte motor, puede ser considerado como un despilfarro de dinero. No es más que comparar con los 800 millones que el Distrito le da cada año a Millonarios, Equidad y Santa Fe, vía Lotería de Bogotá y ETB.

Ahora, desmóntense las cifras del mencionado patrocinio. $1270 millones, como se dijo, son unos US$700 mil. Una cifra menos escandalosa, ya ven. Además, la forma en que la candidata reparte la plata se presta para malos entendidos. No se entiende, por ejemplo, qué hace metida la Secretaría de Hábitat en ese negocio. Sí se entiende, en cambio, que Movilidad gaste $500 millones (que, al contrario de lo que dice la ex-alcaldesa, no es plata para construir vías, porque esa es labor del IDU), ya que sale del dinero que los bogotanos pagan por multas y comparendos. O que el Acueducto (entidad pública pero de recursos propios) y la Secretaría General pongan $100 millones: esos son los fondos de publicidad asignados para su labor, y que pueden ir en un auto en exposición mundial o en el ADN de mañana.

La pelea ilógica es esta: ¿por qué la candidata Lozano pelea por la plata que gira el IDRD? ¿Que luego la misión del IDRD no es, precisamente, fomentar el deporte en el Distrito? Si a eso vamos, ¿cómo es posible que la organización de los Rentería haya recibido $100 millones y el arreglo gratis del estadio de béisbol del Salitre para que 2000 gatos fueran a ver un campeonato de béisbol que se canceló por el invierno? La plata de Saavedra hace parte de la función del IDRD de apoyo al deportista bogotano, y como tal, esa misión implica una enorme cantidad de recursos, no sólo como patrocinio, sino, en el caso de las ligas, en compra y mantenimiento de equipos especializados, contratación de técnicos y demás. Los $100 millones del IDRD suenan a mucha plata, pero es probable que sea lo mismo que reciba una liga pequeña, como la de esgrima o judo. Y evidentemente, con $100 millones ninguna ciudad construye un parque.

Una reflexión menos política y más mediática, antes de terminar. La candidata habla del "despilfarro" de plata de la ciudad patrocinando a Saavedra, y mostrando el accidente que Sebastián tuvo en Milwaukee para dar a indicar que la plata se fue contra el muro. Eso es algo, cuando menos, desorientador, porque la plata de las reparaciones al Dallara - Honda no la paga el distrito: la paga Conquest Racing. Y tampoco indica que Saavedra esté haciendo las cosas mal: para tal, podría mostrarse la carrera de él en Saint Pete, Sonoma o Baltimore. Para dar una denuncia no tiene que crear cosas fuera de la realidad, porque así como lo hace de candidata lo puede hacer de concejal, si queda elegida.

El análisis final mío. Como se ve, la situación de Saavedra no es para nada atípica, en el aspecto del automovilismo mundial. Y si bien $1270 millones suena a demasiada plata, es algo así como una diezmilésima parte del presupuesto de la ciudad de Bogotá, $16.8 billones. Y es más, estoy seguro que la candidata Lozano no sabía de ese tema hasta que alguien vio a Saavedra correr con los colores de Bogotá en Saint Pete. Así pues, candidata, en esos temas es conveniente informarse, y no sacar conclusiones mal sugeridas y basadas en situaciones coyunturales... y a la carrera.

jueves, 1 de septiembre de 2011

La fortuna en un tiquete (primera parte)

(N. del C. de R.: la siguiente es una historia ficticia, con el ganador del Baloto que cayó la semana pasada -59 mil millones de pesos-, basada en esta crónica de Adolfo Zableh sobre quien NO se ganó el Baloto, y en una discusión de foro respecto a qué haría uno si se lo ganara. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Las voces célebres son pobres imitaciones -?-)

La vida en El Paso, como en cualquier otro pueblo minero, es dura. Sobre todo cuando la vida no es en el pueblo, sino en la mina. Y así lo sabía Carlos, metido allá, en medio de la cabina de su volqueta, llevando cargas y cargas de carbón a la caja. Él buscaba una forma de poder salir de ahí, donde estaba ganando algunos pesos como conductor: tener tractomulas, dos o tres. Llevar el carbón a Barranquilla y Santa Marta, donde los barcos lo recibieran para enviarlos al resto del mundo. Poder sentarse en la puerta de su casa, de su casa nueva, a recibir a sus amigos y tomar cerveza.

Esos sueños solían ocuparlo en su trabajo, un trabajo mecánico: ir al pie de las palas inmensas, esperar que la roca horadada por los enormes dientes se cargue en la tolva, volver a los depósitos de distribución, descargar la tolva, volver al pie de las palas. Eso, unas 100 veces al día, con aire acondicionado, pero sin música. Y vivir en las barracas de la mina, donde la luz es estable (no como en el pueblo, a 20 km, que se va varias vecse al día), donde el trago no se ve ni por las curvas, y de donde sólo se puede salir una vez cada 20 días, a durar 7 a donde quisiera uno. Carlos aprovechaba para ir hasta la casa de su esposa y sus tres hijas, en Magangué, y en el camino se desviaba a Zambrano, donde tenía a la otra y a su hijo. A ambas les pasaba plata puntualmente, porque sabía que si una la demandaba, la segunda se iba a enterar, y se armaba una cosa jodida. Él quería a sus cuatro hijos, y por eso iba a mantener a sus dos esposas.

Pero como decía, los sueños lo atacaban, y cuando tomaba (y tomaba bastante) empezaba a echar la cháchara de qué haría cuando se ganara el Baloto. Comprar casa en Magangué y casa en Plato para sacar a sus esposas de sus arriendos y siempre tener a dónde llegar cuando se emborrachara con sus amigos de los dos pueblos. Tener las tres mulas para que le pagaran la universidad a su hija mayor, que ya tiene 16 años y está en décimo. Poder irse a Estados Unidos si se le pegara la gana, o a Europa si quería.

Y así, Carlos sacaba siempre 50 mil pesos a la semana para comprar de a 10 tiquetes. Llamaba a la pelada que atendía en la panadería de La Loma, el corregimiento en la puerta de la mina, donde estaba la única máquina de Baloto del sector; le dictaba por teléfono siempre las mismas 10 combinaciones de números y cuando le daban salida, con el cheque fresco, lo cambiaba en el banco y pasaba a pagar cumplido los 30 tiquetes que debía. Así como se acumulaba su sueño, se acumulaba el premio mayor del Baloto, que llegó a ser de $74000 millones, y que iba a rifarse ese miércoles de agosto, allá arriba entre los cachacos.

Llamó el martes. Pidió 10 tiquetes, porque esta vez sí se lo iba a ganar el premio. La muchacha en la panadería anotó pacientemente los números y los pasó por la máquina, mientras crecía la fila para que otros habitantes del pueblo hicieran lo mismo. Colgó y se fue a la mina a trabajar, a seguir llevando cargas de camión de aquí para allá y de allá para acá. Y en las mismas la pasó el miércoles, pero esta vez tuvo que arreglarle alguna cosa al camión que lo dejó exhausto. Llegó a su cama de cuartel, se quedó dormido, y no vio el sorteo de Baloto. Así que, a la mañana siguiente, lo despertó la pelada de la panadería a decirle que se había ganado el premio gordo. Y que tenía que ir rápido al pueblo a reclamar el tiquete, porque ahí decía lo que debía hacer para reclamar su fortuna, sus 59 mil millones de pesos, después de impuestos.

Carlos dejó botado todo y se fue inmediatamente para el pueblo. Y cuando vio uno de los 10 tiquetes que le pasó la muchacha de la panadería, marcados todos con su nombre, vio que sus sueños despierto, y sus presunciones de borracho, se habían quedado cortos con la realidad que tenía al frente. Lo que no se esperaba era cuánto iba a tener que cambiar.

Continuará.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Barba azul

(N. del C. de R.: el siguiente post acompañó mi postulación al concurso "Esa barba que raspaba como lija". Espero que sepan comprender que, ya que no tramo de barba, intenté tramar de historia; y a mi profesor de Artes Narrativas le gustó -!-)

Pereza, madre de todos los vicios. Y de casi todas las barbas. La mía, por ejemplo: mi barba es una oda a la locha de tener que levantarse con media hora de antelación, tomar la Gillette y pasar, repasar y re-re-re-repasar sobre la cara hasta quedar hecho uno un tomate. De ser un Papá Noel cada dos días, por la espuma. De encontrarse que quedó uno mal afeitado, y en la articulación de la mandíbula quedan 10 pelos por las que se la iban a montar todo el día a uno en el colegio.

Mi mamá no entiende de perezas. Ni de barbas. Le molestaba que mi papá saliera todos los días a las 5 a afeitarse con máquina eléctrica, despertando a toda la casa con el escándalo; pero se puso peor cuando él se cansó de la rutina y, aprovechando un viaje al Cocuy de una semana, duró tres meses sin pasar 15 minutos frente al lavamanos viendo caer pedacitos de pelo, que le hacían falta por estar quedándose calvo. Yo heredé de mi papá la calvicie prematura, y la barba en lugares incómodos, como los pómulos.

Mi mamá no entiende de barbas, del poder que le da a uno a los 22 años la barba, el de ser un hombre adulto con el derecho de no afeitarse si se le da la gana, en vez de un chino imberbe. Ella me regaló hace un par de años una máquina eléctrica, “para que esté bien afeitado”. Yo me recorto con ella los pelos de las mejillas, cada dos días, y así la barba queda bien delineada y se me ve bien, creo.

Porque no a todos se nos ve bien la barba. A mí se me ve peor recién afeitada. Se me irrita el cuello, y me toca andar un día con la camisa abierta y mostrando pelo en pecho, cual gamonal de pueblo, porque me incomoda el cuello de la camisa y su roce en la papada. Luego la lija, las ganas de afilar lápices en la mandíbula para calmarse el escozor y para probar que de verdad raspa. Una semana después, vuelven a asomar a la vida, los tres pelos que uno odiaba en su pubertad se vuelven un bosque y orgullo del portador, interés de los (y las) que están alrededor de uno.

No es luenga como la de Rafael Núñez (ref. billete viejo de $5000). No es una densa selva de blanco cabello como la de Hemingway. Tampoco es una barba llena de símbolos y emblemática, como la de Fidel Castro. Pero como mi papá dice cuando se le recuerdan los defectos de su camioneta Renault 18, “es mía y por eso la quiero”. Y por eso la mantengo en forma. Incluso, a veces, por eso la acabo, para que mejore. El evangelio dice: “el grano que muere  dará en abundancia un fruto nuevo”. A la barba, la afeito con esa misma esperanza: que dé en abundancia vello facial nuevo y mejor.

jueves, 16 de junio de 2011

De marcas, café y cifras

El 15 de junio del año en curso, este sitio encontró datos sobre un twittero afamado, Fanultra, y los publicó en un post que tuvo bastantes comentarios. Uno de ellos, del directamente implicado, el cual está disponible en la sección de comentarios del post vinculado previamente. El susodicho Fanultra me envió exactamente el mismo comentario a mi correo personal, que no recuerdo haber publicado nunca. Así pues, me dedicaré a responder lo dicho en ambos comentarios, que son los mismos, agradeciendo que se haya tomado el valioso tiempo que, por fortuna, es abundante para mí porque estoy en vacaciones.

Dice el señor que se comporta como un "medio de comunicación", y adjunta una gran cantidad de cifras y números que, básicamente, demuestran lo que yo había dicho anteriormente: que don Cafemán es una de las personas más "influyentes" en el país. Por ejemplo, me cita la referencia de Twitter Colombia sobre influencia, la de Prospectador sobre marcas, y 82% en Klout, cosa que todavía no entiendo muy bien porque Klout para mí (53%) dice que yo soy influyente "en Youtube", cuando la verdad es que los únicos videos de Youtube que pongo son de los Simpson. Además que no me cuadra que @Fanultra sea más influyente que el Twitter de Uribe, según Klout, y el señor, que deben ser los únicos que piensan eso.

Dice el señor que su negocio es ser bloguero y su pivote es Twitter, y que de ahí obtiene ingresos. Perfectamente válido. Dice (de forma condescendiente para conmigo, porque ignoro todo eso) que su labor no es hacer spam sino "MARKETING, si sabes algo de esto, es mercadeo de marca personal". Y que su negocio es "la comercialización de cuentas con followers para aquellas personas que están interesadas y no tengan que partir de cero", es decir, vender cuentas de Twitter con seguidores, para empresas (dudo que una persona natural desee meterse a ese negocio, pero quién quita...) que no empiecen de ceros. Las cuentas que mencionamos ayer son simplemente las que él va a vender.

Ahí está uno de los errores más grandes de la situación. Una cuenta con 7000 seguidores, para una empresa, puede ser algo sumamente importante, porque asegura una audiencia de 7000 personas, y arrancar ahí, sin necesidad de conseguir audiencias regalando cosas, o formando publicidad de marca (como dije antes), es algo deseable. ¿Verdad?

¿Verdad?

Pues no. En ese sentido, se manejan cifras simplemente. "Le tengo una cuenta con 7000 followers para que la use su empresa" es, en cierto sentido, lo mismo que "le tengo un periódico con circulación de 600 mil ejemplares para que paute su empresa". Así como esos 600 mil ejemplares no son leídos todos, esos 7000 followers no leen lo que uno pone; muchos (no sé cuántos) son bots, spam o cuentas muertas. Así mismo, la gente pide una simple cuestión de números, en donde lo importante es que tenga seguidores así la cuenta no diga nada.

Dice el señor, también, que ha creado unas 20 cuentas relacionadas con café, y que esto no es ilícito (no lo es), y que (cito literalmente) "solo quiero con ello apropiarme de toda la temática de café en Twitter, acaso eso es malo?". No es malo, simplemente digamos que es iluso. Con un tipo de letra diferente para que se entienda. Es iluso creer que un tipo como Fanultra puede apropiarse de todo lo relacionado con el café en Twitter. No sé si será que el señor cree que somos estúpidos, o que la Federación de Cafeteros, Nestlé y demás multinacionales relacionadas con café no tienen ningún interés en redes sociales (algo que dudo: mientras escribo me llegó un RT de una cuenta llamada @JuanValdez, con 9000 followers, y dedicada al personaje, ni siquiera a la marca de cafeterías).

"¿Juan Valdez? ¿Ese es el nombre real de Fanultra®?"

El señor, finalmente, me pregunta que si me levanta ampolla que él tenga 1000 followers nuevos al día. Y que su sitio tiene "6 millones de siteview y casi 4 millones de lectores leyendo mis estupideces". Lo que el señor no dice es en cuánto tiempo. Por ejemplo, este sitio tiene 3085 visitas, y 2154 visitas únicas. La cosa: esa cuenta va desde que yo tengo Analytics, es decir, desde el 28 de enero de 2010. Así que si yo digo "tengo 2100 visitas únicas", puede ser una cantidad interesante para un blog personal, si la contamos en una semana, o una birria, si la contamos en año y medio. Esos 4 millones son una cifra impresionante, por supuesto, pero hay que medirla en un intervalo temporal, para poder determinar la verdadera frecuencia de visitas.

Finalmente, el señor sugiere que, para hacer que "de verdad tus artículos se lean y trascienda tu rencor", me dedique a crear mi marca personal, en vez de chupar de la popularidad de otros. Es una sugerencia interesante, de no ser porque no me interesa crear una marca personal, como la de ©Cafeman, también conocido como ©CommunityManager y presidente de ©Cafelombia. Realmente, no tengo ganas.

Más que crear una marca personal y que digan "ah, sí, Machecor, el adicto a Nascar", me interesa ser recordado como "Juan Manuel Reyes, el que siempre escribe buenos artículos de automovilismo". Cerraré con eso. Se supone que la idea de una buena red social es generar contenido. Siendo que el sitio de Fanultra se dedica a retransmitir artículos sin siquiera saber de qué tratan, y el TL a hacerle publicidad a su mar©a y a plagiar tweets de otros usuarios, parece que la generación de contenido está más bien escasa. Pero tiene las cifras y la marca, y parece que con eso es lo que vende. Yo no, yo no vendo, yo simplemente genero contenido. No lo plagio.

Tampoco niego que se necesita inteligencia para poder crear una marca. Y que el señor Fanultra, el ©Cafeman, la tiene para haber conseguido las cifras que tiene. Pero si a mí me preguntan, el trabajo lo está haciendo mal. La gracia es ver qué puede darle a su marca, no quedarse con que es ella y vender a punta de números. En una de estas, le falla la estrategia, se demuestra que sus números no son tan importantes. y se le va su ardua labor al carajo. No que le desee eso, aunque sí me gustaría ver qué haría ahí...

miércoles, 15 de junio de 2011

Necesito Followers, lean y síganme! (?)

En el transcurso de dos años largos metido en las redes sociales, uno se encuentra con una gran cantidad de situaciones que lo dejan pensando en "qué carajos piensa la gente?". Esto, por supuesto, hasta ver lo que es capaz la gente de hacer por un número que intenta demostrar que mucha gente lo lee, lo sigue o le gusta lo que pone.

Algo que muchas, muchísimas marcas miran para eso es la cantidad de personas que lo tienen a uno en su TL - la cifra de followers. Las empresas tienen todo el sentido del mundo en mirar eso: en un medio pobremente entendido a nivel comercial para muchas empresas, lo más fácil para medir a cuánta gente llega la información es, simplemente, ver cuánta gente lo sigue a uno como marca. Por supuesto, esta medida directa es bastante facilista. Pero es peor cuando uno ve a la gente rogar para que lo sigue. Y no me refiero a las marcas. Una marca tiene su cuenta de Twitter como una simple herramienta publicitaria, y que regalen cosas, o intenten medios para subir su presencia en redes sociales, es apenas obvio. Por ejemplo, Daviplata está regalando plata a quien consiga más RTs en un tweet, y de paso, ha conseguido que todo el mundo se figure cómo funciona Daviplata y para qué podría servirle.

Claro, una cosa es una marca. Otra cosa es una persona. Y otra cosa es una persona que ya tiene 160000 followers, 3000 listas, una tendencia continuada a decir estupideces, y una adicción a la cafeína muy mal tratada. Estamos hablando, por supuesto, de Fanultra, también conocido como "©Cafeman" (sic). Es la cuenta no-famoso y no-medio con más seguidores de toda Colombia. Cualquier persona estaría satisfecho con 160000 followers, y esperaría que por la condición natural de Twitter, donde cualquiera que dice una pendejada puede asegurarse que hay al menos otra persona a quien le interesa esa pendejada, aumentarán los followers.


 Bueno, es tan bueno que la gente lo recomienda... aunque lo de recíproco...
 Eh, pero es un buen twittero, no que tiene 160 mil followers? Debe ser porque siempre dice algo interesante...
 Pero... bueno, alguien debe estar muy enamorado, no?
Definitivamente, este man no tiene vergüenza para buscar followers nuevos. Estamos hablando de cuentas dedicadas únicamente a rogar pa'que sigan al sujeto. Cuentas que tienen 7000 followers y 7 tweets, de los cuales 7 se basan en el sencillo trabajo de hacer sentir importantes a los nuevos usuarios de Twitter, que creen que porque los sigue una cuenta con 130000 seguidos son importantes. Y que porque los "recomienda", van a ser exitosos. Como Adrián el de los banners de Taeq (?).

No, queridos lectores, no. Como cualquiera con dos dedos de frente sabe, la gracia no es que a uno lo sigan x millardos de personas, así se llame uno Stefani Germanotta o Justin Bieber (reflexión aparte: qué tendran las italoamericanas pa'que les salga el pop tan bien? Me refiero a Bieber -?-). Tampoco es que tenga n billones de RTs por tweet; que, por otro lado, es una de las bases de Favstar, pero eso es tema de otro post (en estos días). Pero tener que salir a rogar que lo sigan, crear cuentas, en plural, con la única función de decir "síganme", no es ni siquiera publicidad evidente. Es simple y llana falta de vergüenza. Alguien con esa urgencia no debería ser considerado como "influyente".

Aunque, si le gustó la reflexión previa, puede encontrar más genialidades en la cuenta de Twitter del autor de estos posts. Necesito followers. Como dijo en su primer tweet la más enorme celebridad en Twitter, Roberto Gómez Bolaños, síganme los buenos.

(Aviso legal: el último párrafo debe leerse con interrogantes entre paréntesis salpicados a piacere).

lunes, 16 de mayo de 2011

Reciclatoniando

Mañana, 17 de mayo, es el Día Mundial del Reciclaje. Una de esas festividades en la que la población mundial se arrepiente de todas las cagadas que ha cometido a nivel global. Como el Día del Idioma es el día donde uno jura que no se va a comer una sola tilde, o el día del agua es cuando uno promete que no va a volver a demorar 30 minutos bajo la ducha, el día del reciclaje es cuando uno cree que se va a poner a separar basura entre plásticos, papel, alimentos y desechos peligrosos.

Al fin y al cabo, no es muy difícil.

Mañana, 17 de mayo, la Cámara de Comercio de Bogotá va a realizar un evento al respecto, denominado Reciclatón. Este evento espera recoger, en cada uno de 30 puntos en las 19 localidades urbanas de Bogotá, una tonelada de implementos reciclables: vidrio, papel, metal (latas, no el calentador que cambió hace un mes) y plástico como botellas.

Para qué? Bueno, por apoyo al ambiente, a los recicladores, y en general, a todo lo que apoya el reciclaje. Este video lo dice mucho mejor que yo.


Los puntos. Entre los más importantes, están puntos en Unicentro, Galerías, Avenida Chile, el Parque Nacional, la Plaza de Bolívar, Corferias, la plaza de Usaquén y Lourdes. Aún así, como dije antes, son 30 puntos en 19 localidades de Bogotá (la única que no tiene es Sumapaz). Así pues, esté seguro que hay uno cerca a su casa u oficina.

Espero que haya más chances de ver a la gente reciclando. Así sea por economía. Si le dio a Tom y Jerry Uribe para montar zona franca (bueno, eso y tener un papá en el poder), pues sirve para todos, así sea para no llenar un relleno como Doña Juana...

viernes, 22 de abril de 2011

Semana Santa (o Receso de Primavera?)

Una semana de abril del 30 d.C., en Jerusalén, era la Pascua judía, fiesta a la que se volcaban los pueblos de Judea y Galilea. Entre ellos, llegó un grupo de pescadores, pastores y campesinos hebreos liderados por un maestro religioso llamado Jesús de Nazaret, de unos 35 años, el cual fue arrestado debido a las maquinaciones de los líderes religiosos del pueblo judío en aquel entonces, los fariseos. Y apoyado por estos líderes, el gobernador romano de la provincia de Judea lo mandó crucificar el día anterior a la Pascua, viernes. Ese viernes murió Jesús, y cuenta la leyenda que el domingo resucitó, y se apareció a algunas mujeres fieles de sus creencias. Esta leyenda, que se llama evangelio en lenguaje coloquial, es parte trascendental de las creencias cristianas que, en diferentes colores, sabores y olores, contienen a más o menos un tercio de la población mundial. Y más o menos la mitad (en el mundo) de los cristianos son católicos, los que celebran de una u otra forma toda esta semana con el nombre de Semana Santa. Entre ellos, más o menos el 85% de la población colombiana, que está bautizada.

Población colombiana entre la que me cuento. Escribo esto desde Duitama, ciudad de 130 mil habitantes en el (inundado) valle del río Chicamocha, en Boyacá; tierra de lo más católica de este país. Acá la gente todavía cumple con muchos preceptos: lleva ramos de caña, porque ya no se puede usar palma, para el Domingo de Ramos. Visita monumentos los Jueves Santos, en varias de las 15 iglesias, más o menos, que tiene la ciudad. Hace el viacrucis los viernes. Algunos se aguantan dos horas de las Siete Palabras; otros van a las vigilias, y así. Acá en Boyacá se vive todavía la religiosidad y recogimiento de la Semana que, todavía, algunos se empeñan en llamar como Mayor. Cómo se vive? Todo está cerrado. No hubo hoy buses, no hubo taxis, ni supermercados (sólo Carrefour) ni la mayoría de restaurantes ni bares ni nada de nada de nada. Todavía la gente se reúne a rezar en Semana Santa.

Por qué digo que "todavía"? Pues porque está reduciéndose esa proporción de gente que toma la Semana Santa como una cosa religiosa. Y aumenta la que la toma como descanso, como yo. Sinceramente, yo fui a ver monumentos ayer e hice el viacrucis (así sea dentro de la iglesia que queda a una cuadra de mi casa de acá) esta mañana, pero porque mis papás iban; si no, me quedaba en mi casa durmiendo, viendo películas que me tocan, o simplemente pasando las pertinaces lluvias, que mal que bien, se calmaron para las 24 horas de las procesiones. Y muchísima gente directamente se olvidó de lo religioso, cogió las de Villadiego, y se fue a donde el presupuesto, el clima y los derrumbes la dejaran. Llámese Villa de Leiva o Miami, Armenia o Cancún, San Andrés, Santa Marta o, simplemente, se quedó en Bogotá. Y qué es todo ese bullicio? Dejen descansar, carajo, que hace guayabo.

Cada quien hace de su trasero un candelero, dice mi mamá. Cada quien tiene libertad de escoger la religión en la que cree y la forma en la que lo expresa, dice la constitución. Y cada quien conoce de qué lado le tallan los zapatos, dice el refrán. Así, cada quien verá qué hace con los días que los empleadores otorgan, sea de buena voluntad u obligados por el gobierno, para descansar y recogerse, diría la Iglesia Católica. Iglesia que cada vez está más enredada en poder conseguir que la gente se aproxime a ella. Y eso se nota en las procesiones, que tienen un promedio de edad mayor, y una proporción menor de jóvenes, cada año. A nosotros los adolescentes y adultos muy jóvenes - diga usted, hasta los 27 - no nos llama la atención mucho estar dos horas a sol y lluvia cantando desganados cosas como "por tu cruz y tus clavos, perdón, Señor, piedad..." o recitando, que no rezando, una oración que nos coge "gimiendo y llorando en este valle de lágrimas" (Dios te salve, Reina y Madre, madre de vida, dulzura...)

Para muchos, este es el Receso de Primavera que los gringos llaman Spring Break y aprovechan para bajar a calentarse, luego de varios meses de nieve, embriagarse como cosacos, tener sexo como mandriles, y volver como muertos a presentar exámenes. O a estudiar, se han visto casos. Y sí, para muchos ese es el plan de Semana Santa: bajar al valle de los pueblos sexosos (Nalgar, Tirardot, el Preñón, Carmen de Apichalá) a hacer las gracias que sugieren dichos nombres, adorando al dios Baco o su equivalente aguardientero. Si da la plata, hasta Cartagena, Santa Marta, San Andrés o donde caiga. Y si no, pues qué carajos.

Yo no puedo hacer eso. Motivo? Estoy con mis padres, mi mamá está con su madre (es decir, mi abuela) a 2 km, y por ende se hace lo que la matriarca de la familia diga; sobre todo porque la familia materna viene del pueblo de Tibasosa, conocido como el Matriarcado gracias a sus 5 alcaldesas consecutivas en los 70. La matriarca de la familia tiene 83 años, está lúcida y jode como por 10. Y por gracia de ella no se sale a los bares, no se reúne uno con los amigotes, no se come carne desde el miércoles, y no se hace un carajo. Es tiempo de recogimiento y reflexión. Tal vez eso es lo que nos hace falta, reflexionar un poco en medio de tanto trago y tanto guayabo. Yo ya puse mi reflexión de la semana. Eso, o que el aburrimiento por no hacer un carajo me tiene pensando pendejadas sobre la Semana Santa mientras me voy a Bogotá...

miércoles, 6 de abril de 2011

La Ley Lleras

El ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, presentó el día de ayer ante el Congreso un proyecto de ley con el fin de regular el acceso a contenido por Internet sin cumplir con la normativa de derechos de autor. En pocas palabras, el proyecto de ley implica que podría penalizarse con cárcel a los que utilicen Internet para obtener artículos como películas, canciones, programas o libros sin pagar los derechos de autor, y sancionar a los proveedores de Internet que se presten a esta piratería con bloqueos de sus páginas, suspensión del acceso o simplemente dando de baja sus servicios.

Este artículo de Carlos Forero, en su página Segunda Plana (recomendadísimo de esta casa) contiene un análisis de 8 puntos que propone el autor para oponerse al proyecto. Más allá de obviedades como que este país tiene crímenes peores por los cuales preocuparse, o que la medida fue planteada desde el Mininterior sin consultar con un ente capacitado como lo es el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, existen dos puntos de esta crítica que tomaré y desarrollaré para realizar la mía.

El primero: la norma induce directamente a asumir que todo el que descarga una canción o un libro lo hace pirateando. Ignora, de esta forma, la posición del freeware, el código libre y el copyleft: el ministro Vargas Lleras parece ignorar, a partir del lobby, que existe una comunidad de artistas que crean sus obras fuera del alcance de Sayco y Acinpro. Súmese a esto la exigencia de Sayco, donde uno literalmente no puede tener un radio o un computador con parlantes en un negocio desconectado y dañado, sin pagar, porque se vuelve ahí mismo evasor de derechos de autor. La normativa en ese tema, en particular en lo relativo a música, es supremamente retrógrada y desfasada con las realidades tecnológicas. Y los sobrecostos por estas normativas son escandalosos. Veía un tweet al respecto, según el cual un libro publicado en Argentina llega con 75% de sobrecostos a una librería colombiana por aduanas, impuestos y derechos de autor.

Ese es otro asunto. Muchas de las fuentes de la piratería se dan en realidad porque no hay más que hacer: en este país, la oferta musical y de literatura no académica, es excesivamente limitada. Por ejemplo, he volteado medio centro de Bogotá buscando obras de Harry Turtledove, y no he encontrado. Así mismo, en Colombia no hay un Amazon, Barnes and Noble, iTunes, Netflix u otro servicio que permita adquirir música, libros, películas o programas de televisión por Internet, sin problemas. Lo más cercano es la Librería Nacional con su compra de libros por Internet, un buen proyecto, pero limitado por lo que hay en sus propias estanterías y depósitos.

En fin, esta norma ha demostrado ser impopular. Yo me opongo a ella, por lo que he comentado arriba; no por los problemas de derechos de autor y la anarquía digital. Como puse en Twitter, yo apoyo una norma que penalice la piratería cuando haya alternativas válidas. La situación momentánea se presta para llevar a romper la ley a quien necesita o quiere realizar algo fuera de los límites de Sayco, las grandes editoriales, disqueras o estudios de cine. Y ciertamente, aunque es cierto que la piratería ha sido poseída, el país no puede seguir en esa tónica política de considerar culpables a todos por adelantado, sin antes averiguar sus motivos. Las normas deben adaptarse a la realidad, y la ley Lleras parece querer adaptar la realidad a una norma. En eso, espero que el MinTIC pueda prestar colaboración a la cartera del Interior, para evitar que Vargas Lleras, que lo iba haciendo bien como ministro, cometa un error similar al de la Ley SINDE en España, y el retroceso político que esto le implicó. Así sea por eso no más, pensando en las elecciones del 2014, Vargas Lleras debería reconsiderar la rigidez de su postura.

martes, 5 de abril de 2011

El amor libre

Estoy enamorada. De una forma absurda. Siempre creí que mi príncipe azul (por el jean Diesel, obvio) llegaría a mí montado en un brioso corcel BMW, plateado y cabriolet. No esperaba menos, así me criaron mis papás. Desde antes de salir de Puerto López a estudiar administración en Bogotá, ya conocía los Estados Unidos. Y no fue más que llegar a la capital para recibir mi propio apartamento en Chapinero Alto, mi carro (eso fue después que resulté becada), tarjeta de crédito y celular postpago, y una excelente dotación para estar siempre con lo último.

Y tampoco lo voy a negar. Soy atractiva y creo que debo usarlo como mejor me guste. Y en ese entonces era aún más atractiva, lo sé. Iba al gimnasio todas las mañanas, al salón de belleza todas las semanas, a broncearme en Melgar o Villeta cada mes, y a comprar ropa y zapatos cada dos meses. No escatimé en nada entonces, sólo en la comida. Era una mujer que, al bajarme del Twingo o del taxi en la universidad, estaba segura que podía llamar la atención sin necesidad de ser estridente. No importaba que sea un poco más bajita que el promedio, eso lo compensaba con el cuerpazo que me gastaba y la habilidad de seducir sólo a quien necesitaba.

Y así lo hice. El profesor Samper, que estaba a punto de joder mi historia académica hasta que me jodió de otra forma y se le jodieron los planes con un 4.5 de nota final, que tecleó todavía sudoroso en su planilla final desde mi computador, en mi alcoba. El brillante Rada, feo pero un sacrificio útil, que me ayudó a pasar sin mayor esfuerzo la matemática. Jesús Olaya, al que se le daban tan bien los ensayos como el sexo oral. Por supuesto, también estaban los amantuchos de pacotilla, los one night stands, y las relaciones de tres meses para que las exposiciones dejaran de ser una tortura y se volvieran un paseo, y si gozaba, mejor.

Pronto corrió el chisme: que yo era una perra. Y dolió, para qué negarlo. Pero siempre me impuse; como les dije antes, sólo me comía a los que me importaba. Nunca nadie me pudo emborrachar y llevarme a la cama, porque si algo heredé de Puerto López, fue un hígado resistente y la experiencia: así perdí la virginidad, y me juré que nunca me iba a pasar de nuevo. Tampoco cometí lo que se llama "un error": cada one night stand era alguien a quien quería comerme y nada más. La única relación "seria", si quieren llamarlo así, es la de Olaya, pero no porque fuera el mejor amante (cuando estábamos cuadrados tuve muchos polvos mucho mejores, aunque cómo me lamía...) sino porque era el mejor escritor, y yo estaba siempre preparada a que él, luego de terminar sus ensayos, ensayara toda suerte de posiciones para creerse él el mejor polvo. Y yo fingía cuando tocaba, y disfrutaba cuando podía.

Así llegué a la pasantía, y me gané lo que mi mamá llamó "un puestazo". Una pasantía remunerada en una multinacional, en planeación de proyectos. La expectativa de que el puesto sería mío al terminar esos seis meses. El sueldo. que me aseguraba la independencia y la posibilidad de viajar cuando se me diera la gana. Y un jefe supremamente atractivo, un inglés elegantísimo y caballeroso, y al mismo tiempo, bebedor empedernido, aunque algo retraído. Todo estaba listo, mi vida sería una maravilla.

Aún así, no fui feliz. El trabajo fue muy duro, y por tanto me tocó dejar de ir al gimnasio: no podía llegar a la oficina muerta, ni qué decir a la salida. El sueldo me satisfacía, pero estaba bebiendo cada vez más y bailando cada vez menos. Y además, mi jefe resultó ser un sádico, que quería convertirme en su esclava tanto en la oficina como en el reservado del Radisson que tenía. El día que le dije que no quería irme con él a Cartagena de puente, la pagué caro: toda su frustración se la dio al trabajo. La tensión me tenía loca, y el colmo resultó ser que mi jefe directo diera su veredicto: aprobaba la pasantía, pero esperaba un nuevo pasante el otro semestre. No había dado la talla para trabajar con él.

Esa semana, mi príncipe azul llegó de otra forma. Me le presenté: "mucho gusto, Tatiana". Lo primero que dijo: "Lindo nombre, linda mujer." Y su voz me cautivó, su mirada me mató, y su habilidad de seducción me atrajo irreversiblemente. Una sensación increíble se apoderó de mí, no puedo explicarla. Ustedes entenderán: se fue al carajo mi idea de un príncipe en BMW, ahora lo había reemplazado por quien tenía al frente.

Hoy también está al frente, en la bañera. También descubrí que era buen polvo; esa misma noche, de hecho. Y ella estuvo en mi graduación, porque mi papá nunca aceptó que me metiera en esta relación, y prácticamente me desheredó. Pero ahora estamos felices, nadie nos molesta. Mamá me sigue girando plata, pero ya no hay apartamento ni carro para mí. Mi trabajo actual no importa. Vivo con mi amor, y Paula, mi propia princesa azul, resultó sacando la lesbiana que casi todas las mujeres llevamos dentro. Ese es el amor libre, y las dos estamos enamoradas y libres. ¿Qué más podemos pedir?

domingo, 3 de abril de 2011

Activismo conceptual

Mañana, 4 de abril, mucha gente saldrá a las calles de las ciudades colombianas con una manga del pantalón remangada. El motivo, a pesar del clima lluvioso, no es proteger las botas de los pantalones. Tampoco es mostrar sus medias, o falta de ellas. Y mucho menos, se trata de alguna campaña publicitaria, aunque se parece en algo. La campaña es de tipo social e impulsada desde las redes sociales: la idea es remangarse la bota del pantalón para sensibilizarse sobre las víctimas de minas antipersona y mostrar rechazo a su uso por parte de los actores del conflicto. El drama de las minas antipersona se muestra muchísimo mejor de lo que soy capaz en la película "Los Colores de la Montaña", que recomiendo.

Ahora, qué tan útil es? Poco. Ese es un apoyo netamente conceptual.

Por qué netamente conceptual? Simplemente porque ese apoyo está presente. No creo que haya alguien que no sepa la dureza de las muertes, lesiones y mutilaciones que generan las minas antipersona. Así mismo, creo que son pocos los que no rechazan su uso, aunque no tengan que gritarlo. O demostrarlo fehacientemente. Ahora toca demostrarlo fehacientemente, porque si no, uno es un insensible. Mañana no me voy a remangar el pantalón, y ya preveo a la gente armando escándalo que por qué usted es así, qué le pasa, es que no entiende.

Pues sí: sí entiendo. Y porque entiendo, no lo voy a hacer. No voy a remangarme el pantalón, porque sé que este es el segundo país con más víctimas de minas antipersona, sólo superado por Afganistán. No lo voy a hacer, porque sé que más de 30000 personas han sufrido estos impactos en esta década. Y no lo voy a hacer, porque sé que coger mi pantalón y levantarle la bota para mostrar una media no va a ayudar a nadie en ese sentido. Es como la famosa campaña del año pasado de cambiar nuestras fotos de perfil en Facebook por caricaturas, dizque en contra de la pedofilia. Y lo peor: la gente lo cree.

Las campañas útiles exigen un esfuerzo real. Salir a la calle y protestar, por ejemplo. Donar algún objeto que ya no queremos, para que en vez de estar guardando moho, sirva para otro. Esa sería una ayuda útil. Váyase de voluntario a una ONG, eso sí que sería mucho más útil. Todas esas cosas realmente modifican algo la condición de los damnificados por esta y por otras catástrofes. Pero remangarse el pantalón... como que para lo único útil es para que la pierna coja algo de color, ahora para Semana Santa. De resto... mmm... como jodido.

Por eso es el apoyo conceptual: se queda uno en el concepto del apoyo, en "ayudar de forma abstracta" a estos damnificados, y se lavan las manos a la hora de pasar a lo concreto. La intención no es suficiente: bien dice el dicho "el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones". De nada sirve que nos mostremos indignados, si lo hacemos para quedar de muy conscientes y desentendernos del tema en búsqueda de la próxima campaña para lavar nuestra conciencia. Hace 15 días, era "La Hora del Planeta", en la que al menos hubo algún cambio medible en la disminución de consumo de energía eléctrica.

Esta vez estamos enconchados con algo que no puede quedarse en ese activismo conceptual, y en creernos superiores por apoyar esas campañas. Ciertamente podemos lograr algo más. La Ola Verde demostró que el activismo en redes sociales y las demostraciones no sirven de nada si no se ponen firmes en algo tangible (incluso: la Ola Verde todavía tiene en muchas ventanas pósters de "La Vida es Sagrada" y de la campaña Mockus - Fajardo). Así que espero que lo de mañana sirva para replantear esa postura y analizar si somos realmente capaces de conseguir una forma de usar el poder de las redes sociales para algo más que levantar la bota de los pantalones y sentirnos muy comprometidos por eso.

lunes, 28 de marzo de 2011

La obra maestra

(N. del C. de R.: dedicado a María Clara en Medellín, que cree que yo soy mejor escritor que ella. Aunque me parezca que esté equivocada).

La pluma se mueve de nuevo. El autor se detiene a pensar. Consulta su diccionario y encuentra la palabra indicada. Da un sorbo a su café y teclea rápidamente. Ve en la pantalla su expresión plasmada tal y como la desea, sonríe y se arrellana en su silla ergonómica, de cuero. Vuelve a teclear tres veces, escribe la palabra que le resultaba tan esquiva unos meses atrás, y que hoy es la única que puede añadirse a su escrito, a su obra maestra: "FIN".

Lo ha conseguido el autor. Cada palabra está en su sitio. No hay comas que falten, no hay un salto de línea que sobre, no hay ideas que se presten a malinterpretaciones. Su última obra, mucho mejor que las dos anteriores, está lista. El autor cierra los ojos, satisfecho, y ve los titulares. No habrá editor que se resista a publicarla; al fin y al cabo, en este país publican cualquier basura, con mayor razón publicarán la obra maestra. Todos los críticos la alabarán, incluso los que se dedican a acabar con todo y con todos por físico placer. Será la obra más leída, y el autor sabe que no necesitará ser prepago ni político corrupto para asegurarse que la vendan. Oh, no, él tiene mejores planes.

El autor llama a un amigo muy cercano, que trabaja en un periódico. Sí, por fin terminé la obra maestra. Claro, si quiere ya mismo se la mando. No, todavía no la he mandado a los editores, pero apenas se la mande a usted, se la mandaré a ellos. Claro que estoy dispuesto a unos whiskies, pero cuando me acepten la obra. Listo, hasta entonces.

Envía el correo electrónico el autor. Toma un último sorbo a su café. Enciende un cigarrillo, y da una bocanada de humo. De un cajón de la mesa sobre la cual está su computador y su obra maestra, saca una caja muy decorada, antigua. Abre la caja, y pone su contenido encima de la mesa. El revólver de su bisabuelo, que de mano en mano ha pasado por toda la familia. Un arma muy elegante, que ha sobrevivido varios duelos, y que mantiene una bala nada más, en la caja, junto a su fina culata de marfil.

El autor juguetea con la bala, con una mano. Deposita las cenizas de su cigarrillo en el cenicero, con la otra. Una mota cae sobre el cañón bruñido del arma: amorosamente, el autor la limpia con un trapo de terciopelo, hasta dejar brillante la superficie del revólver. El autor inserta la bala en el tambor del revólver, y le da vueltas. Finalmente acomoda la bala en el martillo. Se lleva el revólver a la sien izquierda. Cierra los ojos. Hunde su pulgar izquierdo en el martillo, escucha un chasquido, y presiona con el índice izquierdo el gatillo.

La detonación lo hace abrir los ojos de nuevo, pero el autor los cierra con fuerza. Mientras afuera del estudio alguien intenta abrir afanosamente la puerta, él suelta el arma. Se desploma sobre el computador. Su cerebro, capaz de crear una obra maestra, se derrama sobre la mesa. Cada vez se le hace más borrosa la imagen mental, los titulares del día siguiente: "Distinguido escritor acaba con su vida". "Afamado novelista se suicida tras terminar su último libro" "La obra final: autor termina con su vida después de escribir su obra maestra" "Editoriales se disputan novela póstuma del escritor suicida". La vida se le va en borbotones por el parietal derecho.

Cuando su hermano, con quien vive, logra abrir la puerta del estudio, encuentra al autor, muerto y sonriente, y en la pantalla, todavía brilla el mensaje de correo que le dejó a su amigo, junto a su obra maestra: "Ya no hay más que escribir, ya lo he dicho todo".

domingo, 20 de marzo de 2011

Buena, bonita y empelotada

Recientemente, en mi TL me ha llamado la atención (lamento desanimar a los nuevos lectores, pero sí: muchas de las cosas que comento acá son derivadas de lo que leo en mi timeline de Twitter. Está cargado de ideas interesantes que me ponen a reflexionar, y como dice arriba, esto está lleno de pensamientos inconexos, léase, lo primero que me llamó la atención) la fiesta de la Revista BB&B llamada "el Bogotazo", que supongo caerá el 9 de abril. El motivo por el que me llama la atención este Bogotazo es por algo que Gaitán se escandalizaría en sus años mozos: la cantidad de mujeres que buscan por todos los medios la entrada a la dicha parranda, mediante fotos muy sugestivas, al estilo claro del postulado de la revista: que las mujeres buenas y bonitas también son bogotanas y que hay que mostrarlo.

Ciertamente, hay una fuerte tendencia de la mujer de hoy día a exhibirse. Lejísimos estamos de los viejos tiempos en los que era un escándalo el uso del bikini, y ahora para los hombres, una medida de la fama de una nueva actriz o modelo es ver si, y hace cuánto, se desnudó en Soho o Don Juan. Un artículo reciente de Semana, que por desgracia no tengo a la mano, dice el por qué: porque ahora la mujer quiere sentirse atractiva, y para eso una de las mejores ideas es, precisamente, desnudarse, tomarse unas fotos en cueros, y que el mundo juzgue.

Aún así, no estamos acostumbrados a ello, y por eso quien se desnuda ante una cámara y ve sus fotos publicadas en una revista o a la Internet, debe aceptar una serie de hechos, entre ellos, la certeza de que se la van a morbosear. Es así de simple: para mucho macho alfa cuya educación va en sentido inverso a su líbido, se encuentra con la foto de una mujer atractiva y se cree capaz de levantársela. Como si fuera así de sencillo. Ese caso se veía mucho hace unos 4 años en Soho.com.co: la gente que le pedía el MSN a Isabel Cristina Estrada o a Carolina Cruz... en los comentarios de sus sesiones. Aplica también para quienes se desnudan ante fotógrafos particulares en sesiones que, evidentemente, no van para los medios.

Y ahora, como quien tiene cámara profesional se cree fotógrafo y, si además sabe Photoshop y tiene labia, resulta dándoselas de fotógrafo de Don Juan, muchísimas mujeres salen a sentirse atractivas, según el postulado de Semana, gracias a ello. Las fotos andan por Flickr y los fotógrafos las publicitan por Twitter, además de buscar sus siguientes víct... ajem, modelos por la red social. Dos de los mejores que conozco en ese sentido son Gustavo Perdomo y Rafael Mora, fotógrafos profesionales ellos, pero no falta quien crea que en serio, con una Canon de millón, un juego de lentes y un MacBook Pro con Adobe Photoshop CS5, es capaz de hacer "arte" con una pelada que se le desnude.

Porque la verdad, la línea entre erotismo y pornografía es muy, muy difícil de determinar, tanto por escrito como en imagen. Muchas veces, esa línea se difumina a tal nivel que es imposible distinguirlos, y entonces salen las modelos a decir que su empelotada es un "desnudo artístico", para que no se la coma la crítica. Y para los machos alfa que comentaba antes, menos aún existe esta línea: "uuuuy, mami" ante el hecho que una mujer muestre lo que, al final de cuentas, también muestra en sus fotos de vacaciones en el Rodadero, o de puentes en Girardot. De ahí que muchas de las "modelos no modelo" de los fotógrafos reciban invitaciones de todo tipo y calibre, que muchas veces salen destempladas y pasadas de tema, precisamente por confundir la pornografía con el arte.

BB&B ha intentado solucionar esta dicotomía con el uso de los elementos urbanos de Bogotá. Mora lo intenta resolver con el uso artístico de elementos tanto de hogar (sospecho que su casa, por la constante repetición en muchas sesiones de los mismos elementos) como de la naturaleza, en una serie de sesiones. Y Perdomo hace que el manejo del tema lo dé la modelo, ella verá cómo se presenta: después de todo, el trabajo del fotógrafo es retratar a la modelo como él la ve. Con el "intenta" demuestro que hay éxitos, pero también, fracasos, como en todo. Algunas veces salen fotos artísticamente excelentes, según el término de Arthur Danto, y otras veces, sale una copia de alto costo de Juan Sin Miedo, el del Espacio: vieja buena empelota con texto chimbo de decoración, porque nadie se toma el trabajo de leerlo.

Finalmente queda la duda de por qué las mujeres que se empelotan, lo hacen. La respuesta ya la había dicho antes: por sentirse atractivas. Una amiga de esta casa lo puso así: "son viejas que no sólo están buenas, sino que saben que están buenas y además tienen que refregarle al mundo que están muy buenas, y se empelotan para que todo el mundo les diga que están buenas". Otra amiga lo puso así: "están buenas pero no se las creen, así que tienen que salir a que les digan que están buenas para creerlo". Yo estoy en la mitad de ese espectro: saben lo que tienen y que tienen que mostrarlo, pero necesitan igual que se lo reafirmen. Por eso, por ejemplo, el éxito de BB&B: mostrar lo atractivas que son las mujeres bogotanas en general, en contra de la opinión popular del colombiano promedio que cree que las rolas no tienen nada porque no lo muestran. Esto no se deberá cumplir para todas, supongo, pero ahí sí, allá ellas.

En resumen, cuando una mujer se desnuda ante una cámara, debe atenerse a las consecuencias. La gente que todavía no está acostumbrada a ver a su compañera de trabajo - amiga - novia - vecina desnuda lo puede tomar por donde no es (y lo hace). Y cambiar por completo las relaciones de las personas por eso, resulta necio. Al fin y al cabo, uno no debería cambiar la opinión de alguien, porque dio la casualidad que a ella le pareció buena idea ir a que le tomen fotos como llegó al mundo. Tal vez ese es el principal problema de las fotos, falta de comprensión a esa idea. Uno no debería pelear con eso, al fin y al cabo, está viendo a su amiga empelota...

viernes, 18 de marzo de 2011

Buenos días, sus mercedes!

Viernes por la mañana. Me despierto tarde, ya no fui a Comunicación y Lenguaje, y me pongo a leer los medios como todo buen colombiano, y Twitter como todo buen twittero. Y me encuentro con una marejada de "sumercé" en el TL que me hace pensar: hemos ganado los boyacos! Por fin dejamos de lado la influencia paisa en este país que nos dominaba vía Uribe, Gustavo Bolívar y Juan Esteban Aristizábal! Pero no. 

Encontré, en la página de Caracol Radio, la razón real de la sobredosis de "sumercé" en el TL: una decisión de Hernando Lozada, director del Instituto Geográfico Agustín Codazzi en Tunja, en donde, con espíritu digno de Miguel Antonio Caro, sale prohibiendo el uso de minifaldas, escotes y sumercé por el personal de atención al cliente del IGAC. Las dos primeras prohibiciones, con las que no comulgo, al menos las entiendo: debe ser muy bravo para una de las muchachas de servicio al cliente andar, en el frío de Tunja, con los ventarrones de Tunja, y ahora con las lluvias de Tunja, en minifalda y escotada.

Pero la prohibición de decir "sumercé", que ahora resulta que no es la única - vía @tuiterosboyaca me llega la información que también se lo prohibieron decir a las enfermeras de cierta clínica en Sogamoso -, es un atentado contra la cultura boyacense. Nosotros los boyacos heredamos desde la Colonia esa hermosa virtud (originaria del "vuesa merced" como fórmula de respeto ante los superiores, luego derivada en "su merced" y hoy vamos en sumercé), y que junto a la ruana, la arepa de Ventaquemada, el Puente de la batalla y los cuentachistes campesinos en Sábados Felices, es nuestro emblema para el resto del país.

Decía la mamá de un amigo, nativa de Sogamoso, en frase que me gusta citar "es que los boyacos tenemos el Puente de Boyacá pintado en la frente". Yo creo que no: lo tenemos es en la punta de la lengua, y cuando usted escucha a alguien decir "sumercé", sabe que le responde igual y se entienden perfectamente: su interlocutor también tiene ascendencia boyacense. Los sumercés (plurar del término "sumercé"; para referirse a varias personas, se dice "sus mercedes" como en el título de este post) en otros acentos no cuadran, y además tiene la virtud de ser un intermedio similar al "vos" entre usted, fórmula de respeto, y tú, fórmula de confianza.

El caso es, pareciera que el doctor Lozada quiere que los asesores del IGAC sean excesivamente respetuosos con sus clientes; entonces, no minifaldas y no escotes para no ofender a las señoras (y que no las ofendan los señores, aunque el respeto en ese sentido de los tunjanos es encomiable, y si no, pregúntenle al lechón Link). No "sumercés" para que no se pasen de confiancitas con los clientes. Pero yo no conozco al primer boyacense que se sienta ofendido porque lo traten de su merced. Los pocos que conozco son boyacos por un accidente geográfico, porque toda la vida se han sentido rolos o paisas aunque hayan nacido en Firavitoba, Antioquia.

En fin, que me parece que el doctor Lozada debería untarse más de pueblo en Boyacá, y ver mejor cómo son los usuarios a los que atienden en el Agustín Codazzi. Mientras tanto, yo los saludo a sus mercedes, queridos lectores, y seguiré llevando mi Puente de Boyacá pintado en la frente, o mejor aún, en la punta de la lengua.

Después del debut

No pensé que fuera tan jodido sino hasta que me metí en ello. No pensé que fuera a sacarme tanto sudor. No se me ocurrió que se hiciera tan complicado conseguir un resultado satisfactorio para mí. No esperaba que le gustara a quien quería que le gustara. Y por supuesto, no esperaba que fuera a causar la reacción que generó. No supe en la que me metí, y sólo hasta que vi los resultados me hice a una idea.

En verdad, escribir de sexo es jodido.
La pluma descansa sobre el cuaderno (foto propia)

Lunes, 8:50 pm. Con cuatro parciales esta semana, de los que sólo sabía realmente que tenía dos, dos reseñas, y con una exposición presentada por la mañana, resultaba complejo cuando menos que pudiera concentrarme totalmente en algo. Y en una de esas desconcentraciones, recordé el proyecto que tenía pendiente. Un intento de historia en respuesta a una que Marcela, sicóloga de la casa, había publicado en el blog "Del Amor y otros Desastres", citada en el post anterior.

Yo no soy sicólogo y, por ende, no sé cómo asocia uno los pensamientos. Pero por alguna razón que sólo puedo adjudicar al aburrimiento de leer tres artículos sobre la década de 1930 en la historia colombiana para tres asignaturas diferentes (Historia de Colombia para exposición, Historia del Mundo para reseña, Cátedra Rosarista para reseña y parcial), se me hizo la luz. Once borradores había escrito y ninguno me había gustado; algo que, de hecho, todo el que lee lo que escribe sufre. La palabra incorrecta, el término dudoso o la idea oscurecida por la forma. Aunque en este caso era algo más grave.

Este blog se caracteriza por escribir sobre situaciones ocurridas o que llaman la atención de su autor. Por ejemplo, este post bien podría ser del terremoto - tsunami - crisis nuclear - evacuación - etcétera de Japón. O de la situación libia. O de Wikileaks, de los Nule, de la lucha de Uribe con Santos y la coalición, etcétera. Motivos para escribir, hay muchos. Pero, realmente, ¿había algo nuevo e importante que decir?

En mi opinión, no tengo nada importante que decir. Algo que he aprendido en la carrera es que uno debería usar los medios para decir cosas importantes o, al menos, interesantes, pero lo único que podría añadir son mis opiniones. Y como no soy Lucas Caballero Calderón, quien tenía columna diaria en El Tiempo, ni Héctor Osuna, que tanto puede decir que hace columnas (como Lorenzo Madrigal) y caricaturas en El Espectador; y ni siquiera me da para ser Daniel Samper Ospina y reciclar los chistes cada 3 columnas, ¡a la gente no le importan mis opiniones! Entonces, no tengo nada que decir en ese tema. Mis 20 lectores por post podrían hacer más informándose en medios serios, como la NHK. Y por eso estoy acá, escribiendo sobre lo jodido que es escribir de sexo. Pensando la pensadera, pero bueh.

Porque sí, es jodido. Me robo una frase de Estefanía Zárate, lectora del sitio y cuyo blog recomiendo, sobre el post anterior: "hay una línea muy delgada que divide la literatura erótica del porno barato, y casi nadie la distingue" (por cierto, Estefanía, deberías hacer el ensayo, así sea como un documento privado). Ciertamente, "...acaba de cerrar sesión" se caracterizó por un proceso de pulido lento y paciente, como sacarle filo a un buen cuchillo: tratar de hacer el post lo menos vulgar y pornográfico posible. Aparentemente, según los comentarios que he recibido en Las Equivocadas y de manera privada, el post ha sido recibido de manera favorable.

Eso es bueno, porque al fin y al cabo, demuestra que uno puede escribir sobre este tema con cierta holgura, y que hay una buena base. Cosas para mejorar, muchas. A mi modo de ver, y al de varios de los lectores. Este relato de un episodio ficticio, pero que puede suceder (y seguramente, está ocurriendo mientras escribo estas reflexiones y mientras usted las lee) en cualquier lugar y ante cualquier persona.

Porque esa es la verdad, el sexo virtual existe. Ciertamente no es un sucedáneo para el sexo real, y yo lo veo como un tanto más cercano a la pornografía que al sexo como tal. Pero, hoy en día, con el auge de las relaciones personales a larga distancia, cortesía de Internet, telefonía celular y los sistemas de comunicación bajo estas plataformas, es perfectamente posible ver una pareja, un grupo de amigos, y hasta la formación de enemistades y odios acérrimos, entre personas que se hallan a miles de kilómetros de distancia. Cada quien lo tomará con los juicios de valor que su moral, ética y educación le haya inculcado (prejuicios incluidos); y en ese sentido no me voy a meter.

El caso es, al escribir el post intenté representar una situación que (valga la redundancia) ha sucedido muchísimas veces con anterioridad, el acercamiento al cibersexo y la conversión en sexo físico, auténtico si se quiere. Este post de Johanna Pérez lo explica mucho mejor de lo que yo me considero capaz. Jodido, sí. Satisfactorio... lo satisfactorio fue la reacción que generó: a muchísima gente le gustó por X, Y, Z o W razón que no voy a comentar acá. El post también fue publicado en Las Equivocadas con reacciones aprobatorias. Ese es un impulso importante para el escritor, el ver que lo que escribe gusta. 12 borradores después, hace sentir que vale la pena.

Y después de esto, ¿qué sigue? Ya veremos. A lo mejor vuelva a creer que mi opinión es importante. O toque poner un tachonazo más. La pluma está quieta por ahora, pero si hay que moverla, la moveré de nuevo. Sólo les puedo adelantar: no más sexo por ahora en la Floresta de Varia Estulticia. Es muy jodido.

Adenda. El Consejo de Redacción ha decidido cambiar el diseño del blog. Aún así, mantenemos el mismo esquema de colores: British Racing Green en el fondo del blog, un sucedáneo para el dorado en el título. Aún así, las entradas las hemos decidido poner en texto blanco para que se lean mejor y dejar descansar al lector. Espero les guste el diseño nuevo.

martes, 15 de marzo de 2011

...acaba de cerrar sesión (un experimento)

(N. del C. de R.: el Consejo de Redacción se descualquieró leyendo este post, escrito por una amiga de la casa que ya pasó por acá, Marcela. Como una cana al aire, entre reseñas de textos de economía y análisis argumentales que se espera convertir en mejores posts a futuro, este Consejo se permitió la chance de probar algo que nunca había probado: escribir sobre sexo. Marcela, también conocida como @_inquieta, se tomó la molestia de publicar este post y su pareja, si se quiere, en su blog Las Equivocadas, el cual aprovecha para recomendar).

Acabas de irte. Después de venirnos, nos despedimos y nos retiramos. Te desconectas porque tienes que dormir. Yo tengo todavía trabajo por hacer, fotocopias por leer. Tu trabajo, mi universidad. Los dos alejados por la distancia; una serie de alambres y una visita a Skype nos acerca a los dos.
Pero ya no es suficiente.

Yo no quiero estar contigo sin estarlo. No es lo mismo oírte gimiendo y suspirando sin sentir tus suspiros encima. No es lo mismo leer cómo te mojas por lo que mi teclado y mi lengua dicen, no por lo que mis dedos y mi lengua (te) hacen. No es lo mismo ver cómo te secas el sudor sin secártelo lamiéndote. En fin, no es lo mismo instruirte para que te masturbes, y masturbarme en el proceso, que tener sexo.

Yo sé, en los primeros días fue suficiente, y fue muy excitante. Desde aquella remota noche de octubre en que nos quitamos las prevenciones y te pasaste la mano por encima de la camisa, provocativa y seductora, cada quien conoció los gustos, del otro y hasta los propios, como cuando te dejaste sólo el audífono izquierdo porque descubriste que hablarte por ese lado te excitaba más. Poco a poco, Skype y tu iniciativa fueron campo para poder vencer mis temores y miedos, hasta el día en que tu regalo por mi cumpleaños resultó ser la primera sesión de sexo virtual en mi vida. Y sí que fue excitante esa vez, y las siguientes. Hasta que nos conocimos.

Esa tarde, tú estabas acá por algún motivo laboral que se me olvida. Yo sabía que ibas a venir, y había intentado cuadrar un café contigo, pero te me adelantaste; como siempre, tú llevando la iniciativa. Llegaste a la universidad a la hora exacta en la que salía ese martes, y ahí lo supe: pediste tu tiquete en el primer avión para poder pasar la noche acá, conmigo. Y así fue: no necesitamos más que un par de cervezas y una cena. Ya sabíamos lo que nos gustaba, lo que nos excitaba, y cómo conseguir del otro el máximo de placer; y así, sin mediar palabra, tuvimos un polvo épico, si cabe la expresión. De esos que muy pocas veces se repiten.

Han pasado ocho días, y todavía tengo tu sabor en la punta de la lengua; tu olor se aparece en los lugares más insospechados, y tu estallido se alojó en un lugar recóndito de mi cerebro. Hoy volvimos a Skype, a volver a hablarte de lo que te haría, pero esta vez, te dije lo que te hice. Y tú te diste cuenta, y me dijiste lo que me hiciste. No sé tú, pero esta vez sentí que me masturbaba con el recuerdo de la noche pasada, no con lo que me decías. Creo que debemos tener más frecuentemente sexo físico, el virtual no es suficiente. Ya encontré el tiquete aéreo, y seguramente será en el próximo festivo.

¿Desea confirmar su transacción?

lunes, 28 de febrero de 2011

País a las patadas

Junior - Pereira. Minuto 75, más o menos: el Pereira, que lleva 30 fechas sin ganar un partido de Liga, va perdiendo 2-1. Los jugadores del Pereira intentan defenderse de un ataque juniorista, hay tiro fuerte... y el tiro se desvía. Y golpea a la famosa lechuza que suele estar cerca del campo de juego durante los partidos en el Metropolitano de Barranquilla. La lechuza cae al campo, aturdida por la fuerza del impacto. El partido continúa, y un jugador del Pereira, Luis Moreno, aprovecha un momento en el que el balón estaba bien lejos de su área para sacar al noble pájaro de una patada. Escándalo: patearon a la lechuza de la suerte del Junior. El pájaro fue remitido de urgencias al zoológico de Barranquilla, donde se mantiene en observación. Y el jugador... el jugador está siendo víctima de otra de las campañas asesinas del timeline de Twitter.

Para empezar, me parece que el jugador actuó mal. Coger a patadas a un animal de esos es reprochable, pero más que eso, peligroso: si la lechuza se hubiera asustado y hubiera comenzado a atacarlo a él, o a otras personas presentes, qué? Igual, Moreno se tuvo que reportar ante el Departamento Administrativo del Medio Ambiente de Barranquilla (DAMAB) a responder por sus actos, y es posible que le pongan 72 horas de cárcel por el ataque. Una pena simbólica, si se quiere, pero que me parece justa: atacar una lechuza no es un acto punible como para pedir lo que se ve en el TL:


JEFFERSON BELTRAN
Por haber pateado a la pobre de Barranquilla hoy Moreno es a Colombia lo que es a Libia @ @
Ronald Antonio
Y si alguien un ojo a Luis Moreno a ver su queda tuerto
Kuraimauri
Cuando mataron al perro todos dijeron que mataran policías. Hoy yo conmino a la gente a matar a los jugadores de fútbol FPC por la .
leidy giraldo
Tres días de cárcel nada más para el pateador de que injusto deberían darle almenos los 6 meses
Ciertamente, la reacción en las redes sociales es desproporcionada. (Estos fueron tweets hechos con la búsqueda de #lechuza en Twitter entre las 12:30 y 12:45 pm del lunes 28 de febrero). Twitter es una red donde parece estar de moda la indignación: hoy es con Luis Moreno, que no conozco como jugador, pero creo que pudo haber hecho más cosas que patear lechuzas; hace un mes fue con los policías que patearon un perro; hace 45 días, con los taxistas que atacaron a dos personas por un aparente error en el código que uno de ellos dio por radioteléfono. Nuestra indignación está ahí, pero para qué?

La indignación es improductiva en estos tiempos de las redes sociales. Sólo sirve cuando, como los egipcios, la gente sale a las calles a protestar. Y eso, porque acá se recuerda la marcha del 4 de febrero de 2009 como "la marcha de Facebook", pero de ahí no salió nada. El siguiente movimiento de redes sociales, la famosa Ola Verde, llevó a Mockus a segunda vuelta pero no pudo suplir los evidentes errores de campaña de Mockus. Y hoy, es simplemente eso, indignarnos desde nuestros computadores o teléfonos celulares, y ya.

Así mismo, también se nota que este es un país vengativo y lleno de doble moral. Pedimos cárcel para el jugador, pero también pedimos que fumiguen las palomas de la Plaza de Bolívar porque estorban. Pedimos que no haya maltrato animal, pero tenemos un pastor alemán malcriado al que encerramos en una habitación para que no nos haga pedazos la sala, en vez de ponernos con la paciencia de entrenarlo. Para compensar una patada de un jugador a un ave, pedimos que cojan a patadas al jugador.

Ciertamente, eso habla mal de nosotros como seres humanos y del país como tal. Parece que no hubiéramos superado las normas de Hammurabi, donde quien le bajara un diente a otro, debía dejarse bajar un diente como pena. Bien lo dice el dicho: "ojo por ojo, y todos estaremos tuertos".

Y en últimas, hay mejores cosas para indignarnos que un jugador de fútbol cogiendo a patadas a una lechuza, pues! Hay falsos positivos, Agro Ingreso Seguro, cartel de contrataciones, Bacrim, invierno, premios India Catalina (?), y se nos ocurre sólo indignarnos por eso? Cada vez es más cierto el comentario pasmoso que dice que un muerto es una catástrofe nacional, pero 10000 muertos son una estadística. Un pájaro golpeado produce tal indignación, pero también nos resignamos a que nuestros muertos sean otra estadística más? No estoy para nada de acuerdo. Y mi indignación se va con esos muertos. Luis Moreno ya pidió disculpas, y al menos él pasará sus 72 horas de detención arrepintiéndose de lo que hizo. Los otros, quién sabe.

domingo, 30 de enero de 2011

Mucho tiempo, 100 años

Como nos recuerdan en simultánea los editoriales de El Tiempo y El Espectador, la familia Santos y el Grupo Editorial Planeta celebran los 100 años de su diario, El Tiempo. Un periódico que nació un día 30 del mes de enero del año de 1911, en un país que a duras penas estaba recuperándose del desangre de 70 años de guerras civiles y la pérdida de Panamá. Un periódico hecho para apoyar a Carlos E. Restrepo, que luego fue propiedad y buque insignia de Eduardo Santos hasta que vendieron un buen pedazo a Planeta. Un diario que quedó siendo el único diario nacional entre 1997 y 2007, que se llenó de colores hace unos meses, y que hoy día mantiene su puesto de "el periódico más leído del país" como desde los años 40.

Por qué? Por sus escritores en ese entonces. Un periódico que en su nómina contó con plumas del peso y poder de Alberto Lleras, Carlos Lleras, Calibán, Germán Arciniegas, Klim, Eduardo Caballero, Ricardo Rendón, Indalecio Liévano, Daniel Samper Pizano, Luis Carlos Galán, Germán Castro Caycedo y otros muchos, dirigidos durante por Eduardo Santos, o por Roberto García-Peña, o por sus hijos Enrique (padre del presidente) y Hernando (padre de Pachito). Siempre en una disputa continua por los lectores con el diario de los Cano, lo que no evitó que en su momento, hubiera compañerismo. Como cuando los dos fueron cerrados en tiempos de Rojas Pinilla. O cuando El Espectador sufrió el asesinato de don Guillermo Cano de parte del cartel de Medellín, y El Tiempo lideró el proceso para sacar todas las investigaciones sobre narcotráfico de todos los medios, para mostrar que la prensa no se deja amedrentar. Como escribió Klim, luego del incendio que acabó con El Tiempo (y El Espectador y la casa de López Pumarejo y la de Alberto Lleras) en 1952:

El Tiempo, en todo momento, ha sido el alimento espiritual de los colombianos que aman la libertad, la justicia y la dignidad humanas, y de una época a esta parte ha recogido en sus páginas, que tienen la noble fragilidad de las banderas, el clamor angustiado de una ilustre colectividad vencida.

Eran esos tiempos de diarios partidistas. Los Cano y los Santos, liberales. Laureano Gómez ponía El Siglo, y Mariano Ospina Pérez, La República. De esos cuatro periódicos, el único que mantiene (más o menos) su orientación es El Tiempo: los Cano debieron vender el Espectador a don Julio Mario Santo Domingo en los 90, El Nuevo Siglo logró sobrevivir a los golpes el asesinato de Álvaro Gómez (y volverse en el periódico más feo del mundo, aunque es el más vendido en los juzgados) y La República subsiste, convertido en diario económico, y con la mejor información de economía en el país.

Por qué dije que "más o menos" se mantiene El Tiempo en esa orientación? Hoy día da pena verlo. Antes, las magistrales investigaciones que hacía la Unidad Investigativa que mandaba Daniel Samper Pizano destapaban las ollas podridas de Misael Pastrana y Alfonso López Michelsen; hoy, la CEET cierra Cambio (que hacía más o menos lo mismo) porque no vende, cuando, como el mismo Samper dice en su columna de hoy, "[Eduardo] Santos desdeñaba el negocio; su obsesión era un diario nacido para defender ideas liberales". Prueba 1: la misión de un diario es informar, no producir utilidades abultadas. Al poner las ganancias encima de la información, El Tiempo se ha convertido en una hoja donde las noticias quedan ocultas por comunicados de prensa, clasificados de página entera y titulares sin sentido. Para no hablar del amarillismo hecho Diario Mío, o de los tweets del estilo "¿cómo celebran en sus casas la muerte del Mono Jojoy?".

Y esa es otra. Antes los diarios tenían una afiliación política clara: eran liberales, o godos, o socialistas, y punto. Hoy día El Tiempo es el diario gobiernista por excelencia: en tiempos de Pastrana, las noticias le echaban flores al Caguán. Cuando Uribe empezó a subir en las encuestas, todo El Tiempo se fue detrás, y estuvo detrás hasta la parapolítica y los falsos positivos, cuando comenzaron a reportar algunas cosas como son. Y hoy día, con Santos como presidente (y ex jefe de redacción, y ex accionista), es apenas obvio que se vuelvan defensores de lo que ha hecho bien, y que oculten lo que ha hecho mal. Eso en los reportes: porque las editoriales nadie las lee, pero ahí la colección de ideas que salen dan para todo. Desde un José Obdulio Gaviria dedicado a parecer el Martín de Francisco (versión La Luciérnaga) de la política, hasta una Salud Hernández que lleva como 50 años en la edad de la caca de gato: no le gusta nada.

Hay cosas para replantear en el periódico. Ciertamente ha mejorado mucho desde la época que se volvió tan uribista, que Vladdo lo puso como bandera de su Casa de Nariño. Creo yo que eso se debe a que el director actual, Roberto Pombo, es uno de los personajes que más sabe de hacer noticia en este país, y aunque nunca faltan los gazapos de pasquín de cuarta, y de vez en cuando aparecen noticias sin lógica, el proceso de Pombo, con su experiencia en Cambio, ha vuelto poco a poco al diario de Planeta en lo que era con los Santos

Aprovecho este pequeño espacio para felicitar al diario que tiene 2 millones de lectores los domingos, sin contar sus visitantes. Yo tengo 20 lectores por post, una bobada. Igual va este pequeño homenaje y esta pequeña reflexión. Esperamos que El Tiempo se mantenga en el nivel que lo hizo uno de los más importantes diarios de América Latina, y que su historia, que como decían sus propagandas de hace varios años, "se escribe a diario", mantenga más páginas gloriosas de acá para adelante. Y que si se puede, yo contribuya a escribir (a diario) la historia del diario de los Santos.