viernes, 24 de diciembre de 2010

Querido niño Dios...

(N. del C. de R.: el post a continuación está basado en este post de uno de los blogs más leídos de estos últimos meses, "No es cuestión de hormonas" de Naty Marenco)


Querido niño Dios:


Este año no voy a pedir nada material. Más bien me espero para pedir esas pendejadas hasta el cumpleaños. A cambio, te pido algo que va a ayudar a miles de personas, no solo a uno que no ha sido tan bueno este año como debiera, la honestidad por delante.


Y eso mismo es lo que te pido: que le des a este país una pasada de honestidad. Que el país reciba un golpe que lo haga más honesto, sobre todo a su clase política, y que todos seamos más honestos y menos corruptos.


¿Pero cómo así que honestidad?, te preguntarás. Es simple. Viendo las tragedias que han ocurrido en los últimos meses en Colombia y en el mundo, a mí me quedó la duda de por qué los chilenos sí fueron capaces de reconstruir su país después de un terremoto, y los colombianos no hemos sido capaces de protegernos ante la catástrofe anunciada que es cada temporada invernal.


Pues claro, porque los políticos chilenos no son corruptos (al menos hasta donde se sabe acá), y los colombianos sí lo son, y mucho. Desde los Nule hasta los albergues temporales, nuestra clase dirigente es la corrupción hecha gente, y como tal, es más peligrosa aún que nuestro clima, inclemente aunque ya esté dando signos de ceder.


Es por eso, también, que no te pido sol, donaciones ni milagros, niño del pesebre, sino más bien, soluciones. Que esta Navidad no traiga simplemente una mar de regalos para que, en el próximo aguacero, se los lleve la corriente del río Magdalena; sino que la gente que hoy ha perdido todo pueda, por fin, estar tranquila en sus nuevos hogares.


Y gracias de antemano por las cosas materiales que lleguen.


Con cariño,


Juan Manuel.

No hay comentarios: