sábado, 18 de diciembre de 2010

Altamont, o el fin de la comuna hippie de Twitter

El autódromo de Altamont era, hasta octubre de 2008, una más de centenares de pistas de carreras en los Estados Unidos. Aún así, la fama de esta pequeña pista de carreras, de 800 metros, en la parte interna de California, no se da por sus competencias, sino por un concierto enorme en diciembre de 1969, que, según muchos, dio fin a la concepción de los hippies como una comunidad pacífica e idílica. El Festival Altamont, con los Rolling Stones, Grateful Dead y otros grandes nombres del rock de los 60 a bordo, estaba destinado a ser una repetición en el área metropolitana de San Francisco de Woodstock; pero no. La muerte de una persona en ese escenario, los actos de violencia ocurridos, en parte, por el increíble abuso de drogas (en especial LSD y anfetaminas), la presencia de la famosa - e infame - banda de motociclistas Hells Angels, y otros hechos acabaron con la idea que había dejado Woodstock de paz y amor.

Curiosa entrada para una reflexión de Twitter, supongo, pero es algo que, después de los inconvenientes presentados a lo largo de esta semana sobre los Premios TWT 2010, y en lo que la fundadora de los premios Lorena Chaparro, desde Lyon, coincide, hay una similitud muy grande. La comunidad twittera, y su modo hippie, se ha perdido. Los ideales de tranquilidad y colaboración mutua, que hicieron de la comunidad colombiana de Twitter una comuna hippie 2.0, están ahora dispersos en una masa de intrigas, celos, ciertos problemas graves y comercialización suprema, algo que a uno, como twittero viejo, da pena.

Da pena, por ejemplo, ver unos premios que hace un año eran, como bien lo pone Lorena en su post al respecto, una integración divertida a final de año, donde nos rieramos y dijeramos “uy mire, nosequien se ganó el premio al más pelión”. Esos premios, que se entregaron la semana pasada, pasaron a ser dominados por un afán comercial excesivo. La idea ya no es reírnos de quién es el más tropelero, la más viajada o el que más levanta, no: ahora hay que darle viaje a Aruba a la pareja más linda, un bono comercial al que más emprende, y un reconocimiento a la marca porque es la marca. Y claro, entre estas peleas comerciales y laborales, se da el caso que a uno se le olvide una pendejadita como quién fue el que ganó un premio, entregarlo al sexto de la votación, y luego salir con un "ups, qué pena". Pendejadas que pasan.

Da pena, también, ver cómo la gente que entró a Twitter siendo unas personas se volvieron otras, apenas se les subió un número de followers indeterminado. La divez, como la voy a llamar, se ha tomado el timeline. La forma en la que la gente ha cambiado, y se cree que quien no los idolatre es un troll, un enemigo y alguien que debemos eliminar, se ha vuelto cada vez más contundente. Todo es cosa de divez, y de quién es más diva y cómo se demuestra que somos más divas que el otro. Y si uno dice "oiga, usted está haciendo esto mal", se arma EL mierdero, porque cómo es posible: yo no puedo estar haciendo nada mal, tengo 1529 followers, usted no más tiene 1050, usted es un don nadie, usted es un resentido, chite pa'llá, ucha.

Veamos algunos casos en los que la divez se ha metido más allá de donde debiera, alborotando el criterio de la comunidad de meses pasados en la que todos colaborábamos para todos:

- Algunas versiones de la Twitteratón, que es una teletón dentro de Twitter para recoger ayudas a los damnificados por el invierno, se han visto afectados por problemas personales entre los que los organizan. Por ejemplo, Twitteratón Barranquilla ha tenido inconvenientes debido a la guerra que algunos usuarios mantienen contra uno de sus organizadores, @Turint, por el tema del blog de este último y su afamada sexión (?) "De quién son estas tetas?".

- Los trabajos de publicidad viral tanto en Twitter como en Facebook, que son regulados por un par de agencias publicitarias (algo nada raro, y aclaro: no tengo nada contra la publicidad viral. Es apenas normal que alguien intente posicionar sus marcas en un medio de comunicación, llámese Caracol TV, Todelar o Twitter), han sido asignados permanentemente a los mismos 10 o 20 usuarios, con algunos aumentos recientes. La principal característica que une a los usuarios "benditos" por estos lucrativos empleos, es que todos son amigos de una persona que, sin trabajar en la agencia (de hecho, desde Buenos Aires), controla los nombramientos según como le plazca.

- Aún esto se tomó los Premios. Luego del mierdero comentado, la guerra se trasladó porque el ganador de este premio fue Vladdo, pero la "ganadora" fue @state_0f_mind, una de las twitteras más tradicionales, si se quiere... que de hecho, quedó de sexta en la votación. Cuando se hizo el cambio, arrancó el mierdero para ambos lados, que si era rosca de los organizadores de los premios para con State_0f_Mind, y que, por otro lado, era el colmo darle el premio a la sexta si era un error de conteo.

Cuál es el principal problema con la divez? Que las divas, como dije anteriormente, no aceptan media situación que no sea tal como ellos dicen. Y cuando dos divas se encuentran, la guerra es amplia, como lo hemos visto anteriormente. Así mismo, el deseo actual de las compañías por conseguir reconocimiento y renombre en Twitter ha hecho que la divez tenga un valor económico y social importante, en el que todo el mundo trata de conseguir renombre por cualquier medio para poder codearse con las "celebridades" y tener acceso a las oportunidades financieras que esto acarrea. Despreciable en la opinión de este humilde fulano.

Quisiera seguir hablando de estas razones, pero no da. La verdad es que los ánimos de paz y colaboración se mantienen, pero dispersos, la marea comercial y la tensión traída por trolls y divas ha vuelto que el himno de la comunidad twittera deje de ser un All You Need is Love (de Los Beatles), Good Vibrations (de los Beach Boys) o un Bound for Glory (de Woody Guthrie). Más bien parece un Street Fighting Man (de los Rolling Stones) o un My Generation (de The Who)...

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