miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cuando se caen las estanterías

Hace una semana desde el momento que escribo este post, estaba saliendo de Penthouse, el bar en la 84, luego de conocer a muchísima gente fantástica de Twitter en los Premios que una gran amiga, Lorena Chaparro, se inventó porque sí. Estaba pletórico y no de trago. Una preocupación latente surgía, pero opciones habían aparecido de repente.

Hoy, mientras escribo este post, afuera de mi habitación hay un cúmulo enorme de papelería. Cuadernos, libros, folders, carpetas, legajadores y mucho material escolar, que mi mamá tuvo que sacar del salón de clase en el que, durante los últimos 11 años, había estado dictando clases a niños de primaria. Mi mamá lleva 33 años enseñando a niños que ya son adultos y otros que no tanto, a escribir. Entre ellos estuve yo.

Usando las cosas que me dio mi mamá, entre otras muchas, estoy plasmando acá, donde no muchos de mis amigos "reales" (que casi todos son los que hice en Boyacá, antes de conocer las maravillas de Internet). Y es, básicamente, que el mundo como lo conocía se está derrumbando. Y no me refiero propiamente al gran mundo de los macroeconomistas, ese al que le conviene que haya desempleo para poder mandar hacia abajo los salarios. Tampoco al pequeño mundo de los contadores, en el que todo se resuelve con un ajuste de parte del revisor fiscal y nadie dice ni mu, porque todo está en regla para la DIAN.

Me refiero al mínimo mundo personal, que es la familia. Tal vez porque salí muy chino de la casa, tal vez porque tengo algún resentimiento escondido que nadie, ni la psicóloga ni las novias ni el Líder ni nadie, ha sido capaz de sacar, soy bastante lejano en el tema familiar. En Duitama, el que llega me ve constantemente aburrido y callado, encerrado en una habitación de 3 por 3 escribiendo o leyendo, o ahora en Internet. En eso me parezco mucho a mi papá, que también se ha vuelto ensimismado y recóndito, inaccesible de vez en cuando y solitario.

A eso súmese un hijo que, como me dijo mi papá esta noche a la cena, es un fracaso tras otro durante los últimos 6 años. Y no lo puedo negar, siendo que casi todos mis compañeros de Ingeniería Química ya están graduados. Y yo, a iniciar de nuevo. Por eso voy a decirles a mis padres que no me subsidien en dinero. Que me dejen vivir en el apartamento de Bogotá, y nada más. Espero que puedan darme eso, porque si no, me va a tocar vivir en un depósito de conjunto, o algo así.

Pues bien, ahora que se derrumba mi familia con la chance de que mi mamá se quede sin empleo, que Laura se vaya a Bogotá y que yo abandone la carrera, me he dedicado a pensar. Me invade una profunda sensación de desaliento. Como si todo esto no tuviera razón de ser. Como canta Gallagher: "is it worth the aggravation, to find yourself a job when it's nothing worth working for?"

Tal vez necesite tomar las riendas de mi vida. Nunca lo había hecho realmente en la vida 1.0, aunque en la 2.0 soy amo y señor. Y los que me conocen en persona saben que soy muy diferente al twittero que mama gallo porque está en la olla, o al tipo que se dedica a putear a Juan Carlos López en el otro blog, o incluso al controversista que arma chacota y al que le arman chacota. En la vida real no sé realmente quién soy. Necesito saberlo. Necesito ser Juan Manuel, no Mache, ni @enlaolla ni Redneck.

Es todo un contrasentido decir esto desde un computador, a un blog que leen casi que sólo conocidos 2.0 y 1.5; pero qué carajos. En algún lugar tengo que desquitarme. No quiero hacerlo evadiéndome a punta de ginebra, whisky, guaro, lo que sea. Acá toca, al fin y al cabo el teclado aguanta porrazos. Yo lo uso para desquitarme. Antes de enloquecerme, mejor buscar una válvula de escape.

Adenda: Sé que, gracias a Twitter, voy a tener muchos lectores, así que espero que sepan entender la gracia de este asunto. No uso palabrería bonita, básicamente porque lo voy botando como cae. Disculpas a los nuevos lectores, en los próximos posts verán que siempre es así.

También disculpas a todos los lectores por encartarlos con esos problemas internos. Este es mi desquitadero, de hecho lo escribo pensando que nadie lo lee. Estas reflexiones salen así, antes de que me hagan estallar y dañar gente que aprecio, que quiero. Algunos de los lectores están ahí.

2 comentarios:

Karen Abello Orozco dijo...

Juan Manuel, creo que ya te lo dije todo en nuestra conversación, sabes en qué posición estoy y tienes claro que conmigo para las que sea...

Un abrazo gigante y mil gracias por compartir con nosotros tus sentimientos, rabias y una que otra angustia...

En lo que podamos servirte, aquí al pie del cañón...

@Karen_Abello

andrexpipe dijo...

Parcero, a pesar de las circunstancias que nos acercaron y luego nos alejaron más de una vez, ud. sabe que soy un amigo sincero (más allá de la apariencia del tipo montador y en ocasiones exasperante), ud. sabe que cuenta con un amigo en todos los momentos de su vida (perdón lo rosa, pero es que no hallo otra forma de decirlo sinceramente).