lunes, 25 de enero de 2010

Electric Barbarella (o por qué odio a las chicas plásticas)

Es una chica plástica, de esas que van por ahí, de las que cuando se agitan, sudan Chanel number three.

Esta frase de Plástico, de Rubén Blades, ha estado rodando en mi mente durante mucho tiempo. La gente que vive más pendiente del saldo de su tarjeta de crédito, que de su felicidad. O peor, que confunde la felicidad con el carro que conduce, la ropa que debe comprar cada 15 días, las vacaciones en el Caribe, Mediterráneo o Índico.

Puede que comience a escribir con resentimiento. Al fin y al cabo, del Caribe sólo conozco San Andrés (pero nada de Cartagena, Santa Marta o Barranquilla); Mediterráneo es un hotel en Melgar (donde pasé el mejor puente de mi vida), y el Índico es una referencia en el mapamundi, que equivale a las antípodas. Pero sí, a mí me molesta mucho la gente plástica.

Aunque más que la gente plástica, me molesta un tipo especial: la niña plástica que, aparte de todo, se vuelve una perra, por no haber mejor palabra para describirla. A estas muchachas las llamo "Electric Barbarellas", cortesía de un video recomendadísimo de Duran Duran, que se llama Electric Barbarella, y trata de la construcción de un robot ícono sexual, muy al estilo de la Barbarella que le dio nombre a la banda. (Quien quiera buscarlo, en Youtube está)

Las Electric Barbarellas (E.B.) parece que funcionaran, como en el video, con baterías. O mejor, que sus implementos electrónicos les dieran corriente. Pero al contrario que los geeks, que buscan un implemento electrónico por su uso (digamos, buscan un iPhone con 80 GB, WiFi, plan de datos ilimitado, y ay que lleguen a decir algo en Movistar...), éstas buscan un implemento electrónico porque está de moda. Si hoy está de moda el iPhone, venga, compremos un iPhone. Si mañana amanece de moda el Blackberry Pearl, pues de una, nos vamos con un Pearl, y qué boleta la pelada esa que tiene el iPhone todavía. Y como tal, se da la osadía de tener en la misma cartera, aparte de sus cosméticos, dos celulares, iPod (la muestra de la sandez de ellas: tienen iPhone Y iPod, ambos nuevos), un PDA posiblemente, y una cámara de 12 megapixeles que no saben usar, todo en carcaza o forro morados o rosados. E incluso, de Pucca, Hello Kitty y demás cosas fashion.

Su iPod Y su iPhone, normalmente, están llenos de música de la que ponen en los 40 Principales o en La Mega. Léase, tropipop, reguetón, pop del clásico. Música de rumbeadero, a donde indefectiblemente dan a caer, desfilando en una muestra patrocinada por Naf Naf, Zara, tiendas carísimas del Andino o de Atlantis, y en el mejor de los casos, Tommy Hillfiger, por la T y la calle 93A.

Obviamente, las E.B. están buenísimas. Las que trabajan, usualmente lo hacen en medios que EXIGEN que esté bien presentada la pelada: modelaje, televisión, relaciones públicas. Cosas que las hacen matarse en gimnasio, añadirse potingues de toda calaña por la cara, y quedar empañetadas y estucadas todas las mañanas, todo con tal de verse "divinas". Las que no, pues pueden dedicarse a seguir todos los consejos que dan 10 canales dedicados a eso, que están comprobados porque las E.B. por excelencia, Paris Hilton y su corte de "amiguis", los usan para que el sol de Malibu, Santa Monica y Bel Air no las cuartee como a una buena manguera.

Y para qué tanta operación? Porque esa es la otra: las E.B. pueden venir con defectos de fábrica, que cubren con la chequera del trabajo, del que las mantiene o del que la necesita pintosa para ya: que la nariz, que los pómulos, que los labios, las tetas más grandes, las nalgas más esculpidas, y todas apuntan al mismo objetivo. Electric Barbarella en el video de Duran Duran se parece a Brigitte Bardot; las E.B., dependiendo del trasfondo social, tienden a parecerse a Paula Andrea Betancourt, o al emblema local, Sara Corrales.

Porque la gente plástica viene de todos los estratos. Aparentar en estrato 1 es más sencillo que en estrato 6, porque en el 1, conseguir un Nokia E71 alcanza para todo y durante mucho tiempo, mientras que en el 6, el ritmo de gasto es altísimo. Aún así, las Electric Barbarellas son casi siempre de estratos altos, ya sea mediante elevación social o porque la lotería de la concepción las dejó ahí.

Pero por qué son "unas perras"? Sencillo: a pesar de (o para) tenerlo todo, las Electric Barbarellas buscan marrano. Las esposas trofeo son un tipo de E.B. fuera de circulación, puede decirse que ya funcionan a un solo motor, pero la mayoría buscan marido. Cogen a uno, se agarran de la billetera, la desocupan, y taluego. Allá viene otro. Y así se especializan, de la prepago, cuyo principal rasgo es hacer de esta búsqueda de marrano un trabajo, hasta la llamada esposa trofeo, que cuando muere el marido (o se le acaba la plata) vuelve a circulación.

Tal vez el ejemplo perfecto de esta tendencia lo den Las Muñecas de la Mafia. Viejas que venden su alma a los traquetos, por "oportunidades sociales" que casi siempre implican camioneta Murano o Hummer, casaquinta, piscina todo el día, y rumba y trago todas las noches. Pero haga el siguiente ejercicio, amigo lector: cambie la Murano por un Audi, la casaquinta por apartamento en Rosales, y restrinja la rumba a 4 días a la semana, de miércoles a sábado. El resultado? Puede ser una prestante ejecutiva o una afamada modelo, pero sigue siendo una E.B.

Es claro que deben tener algo bueno las E.B. Y lo tienen: su capacidad de compra potencia de forma importante los rangos de textiles, gimnasios, calzado y electrónica, impulsando la economía. Así mismo, nos alegran el ojo a todos. Y cualquier hombre quisiera tener un one night stand con ellas! Aún así, yo prefiero mantenerme alejado de ellas: hay mejores relaciones costo-beneficio.

Es por esto que prefiero a la mujer normal, casi que guerrera: la que se pega igualmente a plan en la T que a plan en casa. La que no lo quiere a uno por lo que tiene en el bolsillo, sino por lo que tiene en el cerebro. La que uno no exhibe como se exhibe una copa en una estantería, lejos para que no me la roben: la que uno presenta orgulloso porque es capaz de sostener una conversación coherente e interesante por más de 10 minutos, sin caer en risas estúpidas o vacíos huecos. Esa es la clase de mujer que quiero.

La anterior fue una digresión, perdonarán. Igual, ya voy a cerrar con una última cosa que molesta de las Electric Barbarellas: que haya tantas niñas de 8 a 12 años que quieran ser así. Hoy día, tal vez como consecuencia de la exposición mediática que tienen las E.B., o de la tendencia a aparentar que el ser humano tiene inserta, muchísimas niñas quieren ser como Paris Hilton. A los 12 años, repito. Eso es lo más molesto de todo.

Por favor, querido lector: no cometa ese mal a su hija, no la impulse a pensar que lo mejor que puede hacer es servir de trofeo. El mundo necesita gente educada, y el SENA es mejor opción para educar gente que un "centro de estudios superiores" donde la gente pasa materias pagando supletorios, y llega a trabajar sin saber cómo se hacen los procedimientos. No le haga ese daño a su hija, hágala alguien de bien y disminuya usted la cantidad de Electric Barbarellas en el mundo.

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