martes, 26 de junio de 2012

SITP: lo que perderemos

Aparentemente, el 30 de junio arranca el Sistema Integrado de Transporte Público. Originalmente, según el alcalde Petro, arrancará a operar únicamente en las localidades de Engativá y Fontibón, donde de hecho ya este servidor ha visto buses verdes (los alimentadores del Portal de la 26) y azules (los nuevos buses "padrones" de rutas largas, que son básicamente iguales a las busetas del Sistema Express) rodando en pruebas. También arranca la troncal de la 26 una ruta que va a llevar a la gente de la 26 con Cali a la Avenida Jiménez con una parada no más.

Pero esto es un post conmemorativo.  La Floresta de varia estulticia, sitio acostumbrado a tomar buses, decide conmemorar lo que esta ciudad va a perder, una cantidad de cosas que hacen parte del núcleo de Bogotá, cuando el SITP entre totalmente en vigencia. La pérdida del "sistema" de buses, busetas y colectivos va a perder otras muchas cosas, a saber:

- Los desempleados que "se ganan un sustento diario trabajando " vendiendo dulces y golosinas "a 200, para su mayor economía 3 en 500 o 6 en 1000".
- El "pato" en el compartimiento del conductor.
- Cuando no hay "pato", el conductor que le abre la puerta a la vieja bonita para que se suba en el compartimiento, mientras atrás se apretujan 50 personas en un vehículo diseñado para 19.
- El calibrador gritando desde la esquina "a 6 del Piter Albeiro, 4 de la Coceves y 3 de la Tibabuyes".
- Radio Uno, Candela y Olímpica como parte de los buses.
- Los diseños con aerógrafo en los paneles de las busetas, incluidas placas, nombres de empresas, dragones, escudos de equipos y etcétera.
- Las busetas bocadillo, las verdes viejas que pueden tener motores de Hino o NPR, pero cuyos chasises y carrocerías llevan rodando desde el 75 o antes.
- Las sillas de ciertopelo con respaldo que de pronto fue ergonómico cuando la buseta era nueva, pero que hoy día está totalmente apachurrado o con mil resortes salidos.
- El olorcito a aceite quemado, asbesto quemado o cebolla quemada que despiden muchos buses.
- Rutas como la Muzú (97 de Comnalmicros, Muzú - Villa Gladys), la UDCA - Bima (hay tres) o esa kilométrica que conocí alguna vez, entre la clínica Corpas y Santa Librada por las avenidas Cali, Villavicencio y Boyacá.
- El "me lleva a 1000?" y la metida por la puerta de atrás, o con salto de registradora.


Pero me parece que habrá cosas que no van a cambiar. El sobrecupo, por ejemplo, se va a mantener igual o peor, tanto en Transmilenios como en alimentadores, "padrones" y buseticas alimentadoras. La inseguridad no va a ser tan evidente, pero el chalequeo en los puntos de intercambio entre rutas (como los puentes de las estaciones de TM o los cruces entre avenidas importantes) se va a multiplicar. El costo va a aumentar, muy probablemente, sobre todo para las familias que viven más lejos y que ahora requerirán dos buses cuando antes sólo necesitaban uno. La congestión en las vías, probablemente, no vaya a disminuir excepto en la Carrera 10, porque los trancones no son cuestión de 17000 buses sino de más de un millón de particulares. Por ese mismo motivo el efecto en la contaminación no va a ser tan notorio. Y muchas de esas cosas que nos venden con el Sistema Integrado de Transporte Público no van a ser tal como las vendió, en particular si consideramos que los contratos se hicieron durante la alcaldía del ladrón de Samuel Moreno.

En fin. Habrá cosas que ganemos, tal vez, con el SITP. Pero habrá también cosas que perdamos, y que probablemente no echemos de menos sino hasta que nos montemos en un aséptico bus azul o morado para mamarnos una hora de trancón, sin siquiera escuchar el pito de Radio Uno o la Fórmula Cinco de Candela (cin-comerciales).

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