viernes, 17 de febrero de 2012

La música en la cancha

Ha vuelto a la palestra pública la petición de alquilar el Estadio Nemesio Camacho para conciertos. El motivo: Antonio Navarro Wolff, Secretario de Gobierno del Distrito, propuso que se prestara el Campín para conciertos de, entre otros, Paul McCartney, Madonna y Lady Gaga.

Más allá del discutible gusto musical de Navarro, y no propiamente por sir Paul McCartney, la discusión de si prestar el estadio o no se a ha realizado en otras condiciones. Desde las expresadas por Juan Esteban Constaín en su columna de ayer en El Tiempo, hasta las múltiples críticas patentes en las redes sociales por ambos bandos. Los futboleros pelean porque es vulnerar el sagrado recinto donde estrellas como Boyero, Pacho Wittingham y Falucho Silva se han hecho famosos. Los musicólogos responden conque dicho estadio no puede dejarse únicamente para que jueguen los petardos de azul, diciendo que escenarios como el Azteca o el Monumental de River han servido muy bien para recitales y partidos.

Cierto: el Campín puede ser sede de eventos. ¿Pero a qué costo?



Este video muestra el deplorable estado de la cancha del Estadio El Campín el 2 de mayo del 2006, luego que se realizara el Evento 40 el sábado anterior. Como se ve, la cancha del estadio de la 57 estaba hecha un lodazal, debido a la saturación de eventos.

Porque no es sólo que se preste el estadio para que venga Paul McCartney, U2 o Madonna. Con la misma facilidad que una empresa de eventos pide a McCartney para que venga al Campín, otra empresa puede decir exactamente lo mismo para que venga Vicente Fernández, ya que está de gira de despedida. Y otra más hace exactamente la misma petición para que venga la costeñomiamunoespañola Shakira, porque es injusto tenerla en la Plaza de Eventos del Simón Bolívar. Y ooootra empresa solicita alquiler del estadio para que vaya Fergie, Lady Gaga, Juanes, Los de Adentro, Les Luthiers, el Evento 40 otra vez, los de La Mega, un prom, etcétera.

En esos tiempos hasta el 2006, cualquiera que pusiera plata podía usar el estadio para lo que quisiera. Entonces, si usted tenía 5 millones volando, podía ir al IDRD y pedir que por favor le alquilaran por dos horas el estadio para un picao de fútbol 11, entre Contabilidad y Recursos Humanos. Y ese esquema que parece funcionar bien para las canchas sintéticas no funciona en el estadio de la 57, que como todos sabemos, tiene el mismo suelo fangoso que compone a toda la Sabana de Bogotá, muy fértil para la siembra agrícola pero muy malo para soportar grandes pesos. Cosa que no sucede tan mal en cancha de River, con un suelo más rígido, o en el Azteca, que desde el comienzo fue diseñado para esta clase de eventos.

Entonces, es lógico que el IDRD, pensando en que esa cancha de fútbol, porque eso es lo que es (aunque no lo parezca) tiene que mantenerse más o menos bien, y sobre todo si Bogotá es la sede de la Selección y Millonarios va este año a copa internacional, haya decidido restringir el alquiler del estadio. La gramilla no es sagrada porque ahí juegue Mayer Candelo o Gerardo Bedoya: la gramilla es sagrada porque es delicada, y alterarla cuesta. Mucho. Adaptar la grama para que soporte esos pesos también tendría un costo elevado, en un estadio al que se le acaban de meter US$15 millones por las obras del Mundial Sub20.

En últimas, como se sabe a Bogotá le falta un gran centro que cubra la función de la Plaza de Eventos del Simón Bolívar. Un estadio diseñado desde ceros para recibir estos conciertos. No tiene que ser tan grande como el Campín: un estadio como el Red Bull Arena en Nueva Jersey, o el Único de La Plata (sin techo, tampoco es necesario), con capacidad para 30 mil personas para fútbol y deportes atléticos pero para 50 mil en conciertos. ¿Y mientras tanto? Pues que se preste el Campín pero en un cupo limitado, y con un tiempo prudencial para que la cancha se recupere. Se me ocurre en julio, mes muerto para el FPC; dos conciertos con una semana de recuperación entre cada uno, y para partidos también.

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