miércoles, 27 de febrero de 2013

Prohibido dar papaya

El pasado lunes, Gallup publicó los resultados de sus tradicionales encuestas de popularidad. La noticia no es tanto que se divulguen, sino que todos (y cuando digo todos son TODOS) los resultados dan una situación negativa. La aprobación por la gestión de Juan Manuel Santos va por el 44%, la gente cree que en la nación las cosas van mal en una forma no vista desde el gobierno de Pastrana, y el apoyo a Petro es inferior al 30%. Incluso, el apoyo a Aníbal Gaviria cayó del 72 al 54% en seis meses, y que yo recuerde, Aníbal no ha cometido ninguna barrabasada. Simplemente se le estalló la burbuja de la Comuna 8.


Hay un motivo que explica ese descenso en la aprobación de los gobernantes. Y hoy, con la sugerencia de Petro de no dar papaya sacando los celulares para disminuir los robos de teléfonos celulares en Bogotá, se puede mostrar claramente la razón. La población colombiana percibe que las cosas están peor de lo que están, y no es únicamente culpa de los medios de comunicación. Twitter está creando un clima de desasosiego con los gobernantes.

Me enfocaré en el caso de Petro porque es donde se nota más claramente que las cosas siguen igual. La única legítima estupidez de esta alcaldía fue la pelea por el tema de las basuras; de resto, las situaciones no han cambiado casi a comparación de cómo estaban con Samuel Moreno y Clara López. Pero para todo el mundo, la situación está mucho peor. Y la culpa la tiene Twitter, tanto por la pelea continua de @petrogustavo con sus contradictores, como por la comunidad de cazadores que pretenden buscarle el lado malo a todo lo que dice el alcalde.

Con lo de los celulares la demostración es evidente. Petro dijo algo que una mamá siempre le dice a su hijo: "no dé papaya, no saque el celular por la calle porque lo roban". Como lo dice la mamá, uno le hace caso. Cuando lo dice el Alcalde Mayor de Bogotá D.C., es un absurdo, nos pretenden restringir nuestra libertad, nos quieren forzar a usar el fijo, estamos entrando a Corea del Norte, etcétera. Y da para infinidad de chistes pendejos (mi favorito: "para reducir el racismo, que los negros se queden en sus casas").

Obviamente eso no explica por qué la gente cree que las cosas van mal. Pero sí puede verse, por ejemplo, cómo la gente le achaca a Petro la culpa de que la inseguridad vaya en ascenso, pero para la Cámara de Comercio de Bogotá la percepción de inseguridad bajó 11%. Y aún así la gente en las redes sociales está totalmente en contra: porque si bien pudieron haber disminuido los asaltos, robos y asesinatos, ya un robo no es un dato en una hoja de la Policía. Uno puede ver el robo en Twitter, puede ver el dolor de la víctima y pide sangre. En esto, Twitter visualiza a las víctimas de un delito, y permite que se masifique el mismo.

Entonces la culpa es de Petro. Pero hacer un chiste pendejo ("para qué comer, si igual hay que cagar?") no permite ver que detrás de eso hay una reglamentación, unas leyes excesivamente benévolas con los ladrones, una seria dificultad con la percepción de inutilidad de las acciones de la Policía, en fin. El problema es mucho más grande que decir "culpa de Petro", pero nos enfocamos en eso. Matamos al mensajero, vendemos el sofá.

Es eso lo que necesitamos para que las cosas sigan igual? A mi modo de ver, no. De hecho, es lo último que deberíamos hacer, pero lo hacemos. Es más fácil echarle la culpa a Santos de que la economía esté mal y no mirar el trasfondo. Es más fácil putear a Aníbal Gaviria porque "no hace nada" contra la comuna 8, ignorando que ese es un problema estructural. Es más fácil decir "Petro me quiere prohibir el uso del celular". Y es más fácil estar en contra de los gobernantes que poner un grano de arena para mejorar la situación: para qué ir al CAI, si es más fácil denunciar en Twitter con su respectivo madrazo a Petro?

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